Un bombardeo de la Fuerza Unificada del Sahel sobre Tabankort deja decenas de muertos y profundiza la crisis de seguridad en la frontera entre Malí y Níger
La operación, realizada con apoyo logístico regional, se inscribe en la cooperación militar entre estos países fronterizos, tras su salida de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental
InfobaeLa Fuerza Unificada de la Alianza de Estados del Sahel (AES) realizó un ataque aéreo sobre Tabankort, en la frontera entre Malí y Níger, donde el Ejército maliense reportó la muerte de numerosos presuntos integrantes de grupos terroristas.

Este operativo forma parte de la acción coordinada de la AES, el bloque militar compuesto por las juntas de Malí, Burkina Faso y Níger, establecido después de que estos países se separaran de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental a principios de este año.
Así, las autoridades malienses resaltaron la cooperación terrestre y aérea dentro de la AES y destacaron la colaboración regional ante la amenaza persistente de los grupos armados en la zona fronteriza.
A la luz del contexto actual, el bombardeo está marcado por la expansión de organizaciones armadas y los ataques continuos en varias regiones de Malí.
De hecho, desde septiembre, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), aliado de Al Qaeda en el Sahel, sostiene un bloqueo que dificulta el ingreso de combustible al país, afectando el suministro energético y el transporte nacional, de acuerdo con Europa Press.
Esta situación redujo la operatividad de los camiones cisterna, incluso bajo escolta militar. Al mismo tiempo, la estrategia del JNIM impacta de manera directa en la vida cotidiana y refuerza la presión sobre Bamako, la capital maliense.
Frente a esta escalada, y en reacción a la violencia de los grupos armados y al bloqueo logístico, las autoridades de Malí reforzaron el control del flujo informativo internacional.
El gobierno de transición, encabezado por Assimi Goita, líder de la junta militar instaurada tras los golpes de Estado de 2020 y 2021, mantiene una política de alejamiento respecto de las potencias occidentales, especialmente Francia, y privilegia un acercamiento estratégico con Rusia.
En paralelo al aumento de la violencia, las autoridades intensifican las operaciones militares y consolidan una narrativa nacional que respalda tanto la ofensiva contra los grupos armados como la restricción del acceso a información internacional considerada desestabilizadora.
Asimismo, el bloqueo a la importación de combustible profundizó la crisis en Bamako y zonas periféricas, afectando la provisión eléctrica y provocando preocupación en los tres millones de habitantes de la capital.
Según detalla France 24, en este país del Sahel, la actividad de los grupos yihadistas comenzó a tomar fuerza a partir de los años 2000, cuando facciones armadas procedentes de Argelia cruzaron la frontera y se asentaron en la región.

En un principio, estos grupos estuvieron enfocados en actividades de contrabando y, gradualmente, empezaron a recurrir a los secuestros como método de financiación. Con el paso del tiempo, sus integrantes se alinearon con Al Qaeda.
Tras la intervención militar francesa de 2012, las distintas facciones extremistas se reagruparon para formar el JNIM, que en la actualidad extiende su influencia sobre casi todo el territorio nacional.


