Tres goles, tres desastres: así fue el despropósito táctico del Barça
El equipo de Flick se volvió a tambalear en Brujas con errores en la presión, en el posicionamiento y en la coordinación de la línea de notable gravedad. Las imágenes hablan por sí solas.
De todos modos, la realidad actual del Barcelona expone sus debilidades futbolísticas de manera evidente. Un dato como aseveración: su cifra de goles esperados en contra por partido —miden la probabilidad de que un disparo del equipo contrario acabe en gol teniendo en cuenta la calidad de la ocasión— ha pasado del 1,2 del pasado curso a casi el 1,5 en este. Los rivales le llegan en mejores condiciones.
Flick, en la banda ante el Brujas.NICOLAS TUCATEl partido en Brujas dijo mucho del pobre desempeño defensivo del Barcelona. La fractura entre líneas, el desorden en la presión, la relajación en las vigilancias y los espacios a la espalda de la zaga, defectos a los que se añadieron desconexiones individuales de especial singularidad, fueron una conducta colectiva negligente. Es un equipo que no está preparado para la pérdida.
En síntesis, el Barça siempre estuvo desubicado ante las transiciones del Brujas, con Forbs como estilete, cuya reputación después de este encuentro queda disparada. Con un 24% de posesión, el equipo belga tiró diez veces y tocó 21 balones en el área de Szczesny. Cifras que ponen de relieve la confusión del Barça, sin comunicación, sin nadie que compense, falto de agresividad. En este sentido, los goles del Brujas emergen como resumen perfecto de su desacato defensivo.
El 1-0
Salida desde el portero del Brujas. Rashford, que se evade completamente de la acción, no cierra la línea de pase hacia Sabbe.
Descoordinación de la zaga, que salta y no se ajusta. Forbs recorre la línea de manera horizontal como debe hacer y Koundé rompe el fuera de juego.
El 2-1
Hay genialidad del Brujas en el gol, pero también errores de concepto del Barcelona. Vanaken está solo tras el córner, sin vigilancia sobre él.

Todos van a por Vanaken y Forbs se sitúa entre líneas. Falta de reacción en el repliegue.

El 3-2
Vanaken recibe solo sin que nadie le apriete y busca el balón en profundidad hacia Forbs, que gana la espalda a Balde.

Si no hay intensidad en la presión, la línea se deshace.


