Qué hay detrás de la “angustia de domingo” y cómo transformarla con cambios simples en la rutina
Especialistas consultados por Infobae explican cómo la pausa dominical expone emociones que pasan desapercibidas en la semana e indican cuáles son las prácticas cotidianas que ayudan al bienestar y a enfrentar el tránsito hacia el lunes
InfobaeHay un punto de la semana en el que el ritmo se detiene y la rutina diaria cede ante una calma particular. Justo en la frontera entre el sábado y el regreso a las obligaciones, muchas personas experimentan una sensación de vacío y desánimo difícil de definir.
El “domingo triste”: un fenómeno frecuente y silencioso
Según expertos consultados por Infobae, la angustia dominical responde a una combinación de factores psíquicos y hábitos que dejan al individuo enfrentado a sus propios deseos y temores.

Patricia O’Donnell, médica psiquiatra, psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), lo describió como el efecto de “la falta de estímulos y el distanciamiento del vértigo semanal”. “El corte con la exigencia cotidiana y el reencuentro con uno mismo pueden dejar espacio para que aparezcan fantasmas internos, ansiedades y recuerdos latentes”, sostuvo.
Muchos experimentan dificultad para tolerar la monotonía y la pausa, y la mente —privada de los desafíos diarios— tiende a traer a la superficie aquello que la urgencia suele silenciar. Para algunos, la llegada del domingo revive angustias de la infancia y reactiva emociones relacionadas con los deberes, los compromisos y el retorno a las responsabilidades.
El domingo ocupa un territorio peculiar: ni completamente festivo como el sábado ni estrictamente laboral como el lunes, se ubica en un “entre” que puede tornarse perturbador. Diego López de Gomara, psicoanalista de la APA, lo define como un “espejismo”, dado que aunque aparenta una libertad total, en realidad está teñido por la proximidad de una nueva semana y por lo pendiente.

“El domingo nos devuelve nuestra propia imagen sin distracciones”, explicó López de Gomara. El silencio y la falta de estructura pueden hacer que afloren postergaciones, deseos no realizados y preguntas personales que la rutina diaria posterga. Como advirtió el especialista: “El domingo nos enfrenta, sin ruido de fondo, a la pregunta por el propio deseo, y esa pregunta nunca es del todo cómoda”.
Estrategias para transformar el domingo y fortalecer el ánimo
A pesar de la carga que puede implicar el domingo, los especialistas coinciden en que existen hábitos y pequeñas intervenciones capaces de amortiguar el impacto emocional de este día. Para O’Donnell, la clave está en apelar a la creatividad y aceptar la incertidumbre de lo nuevo.
“La capacidad de sorprenderse a sí mismos puede surgir en las actividades más sencillas, desde cocinar hasta animarse a explorar algo distinto”, sugirió la psiquiatra. El autoconocimiento y la construcción de recursos internos favorecen que la persona se sostenga frente a las incomodidades, en vez de evitar ese encuentro consigo misma.

López de Gomara aportó que transformar el domingo no implica multiplicar actividades, sino dotar al día de una estructura mínima. Describió el testimonio de quien, al incorporar una caminata y reservar tiempo para un pequeño placer personal, logró cambiar la textura del domingo. “Lo eficaz, en muchos casos, no es sumar estímulos sin control, sino dibujar un borde para que el ánimo encuentre un lugar de apoyo y el inicio de la semana resulte menos áspero”, explicó.
Diferenciar la tristeza circunstancial de la depresión
Frente a este cuadro, la inquietud por distinguir los alcances del malestar resulta frecuente. La tristeza circunstancial —explican los expertos— suele resolverse con el paso de los días y cuando el individuo se adapta a la situación que la provocó.
Sin embargo, la depresión constituye un trastorno clínico distinto: se caracteriza por la presencia de síntomas intensos y duraderos —pérdida del interés, baja autoestima, alteraciones del sueño y pensamientos negativos persistentes— que afectan de manera significativa la vida social, laboral y personal. La depresión requiere de atención profesional y de un abordaje terapéutico adecuado, que puede incluir psicoterapia, tratamiento farmacológico y apoyo familiar.

El papel de la consulta profesional y los recursos comunitarios
Cuando la incomodidad dominical se vuelve persistente o deriva en síntomas más graves, el llamado de las instituciones de salud mental es claro: buscar ayuda profesional resulta la intervención más pertinente. El acompañamiento especializado permite abordar no solo el síntoma sino sus raíces, diferenciando situaciones de tristeza esperable de cuadros depresivos que pueden poner en riesgo el bienestar personal.
Según la Mayo Clinic, los tratamientos actuales —que combinan psicoterapia y fármacos en función de la intensidad del caso— logran mejorar el pronóstico para la mayoría de las personas que consultan.


