Oriente Petrolero le baja el pulgar a Álvaro Peña
El presente de Oriente Petrolero es la consecuencia directa de la manera en que se ha gestionado la institución a lo largo de sus 70 años de historia. Los resultados negativos no responden a la casualidad, sino a una evidente falta de liderazgo y planificación en uno de los clubes más grandes del país.
TyC
El último resultado terminó por sentenciar al entrenador Álvaro Peña, quien fue despedido tras el empate frente a Nacional Potosí que significó la eliminación de Oriente Petrolero en la Copa Bolivia. El técnico cruceño dirigió 17 partidos desde su llegada: ganó 6, perdió 6 y empató 5, números que reflejan un rendimiento irregular y un aprovechamiento de apenas el 45% de los puntos en disputa.
En tiempos de inmediatez digital, donde las redes sociales imponen veredictos rápidos, el pulgar hacia abajo se hizo tendencia entre los seguidores refineros, que mostraron su descontento por el mal momento futbolístico e institucional del club.
Tras la sanción impuesta a Ronald Raldes por la Federación Boliviana de Fútbol, el directorio interino intentó revertir la situación con cambios de entrenador y la contratación de jugadores nacionales y extranjeros. Sin embargo, ninguno logró estar a la altura de lo que exige una camiseta como la de Oriente Petrolero.
Este año arribaron figuras como Ricardo Centurión, Henry Vaca, Rodrigo Amaral, Jairo Quinteros, Sebastián Álvarez, Yordan Santa Cruz, Luis Cárdenas, Alejandro Meleán, Jorge Araúz, Pablo Vaca, Víctor Cuéllar y Fernando Nava, entre otros. Pese a la inversión, ninguno alcanzó el rendimiento esperado para pelear por una clasificación internacional.
Lo ocurrido no es una derrota más. Es el reflejo de una crisis institucional que resume el inesperado y delicado presente del club albiverde. Oriente Petrolero está lejos de la expectativa que generó a inicios de temporada y hoy parece sumergido en un “pasanacu” dirigencial que sigue manchando la historia de una institución tradicional y laureada del fútbol boliviano


