NFL | Madrid Game / Los Dolphins baten a los Commanders en la prórroga de un partido histórico en Madrid
Los de Miami superan a Washington en un alocado final del primer partido de la NFL en España, el cual resultó en un éxito total y congregó a 78.610 espectadores.
La semana en Madrid ya había sido maravillosa, únicamente empañada por la lluvia de los últimos días, pero quedaba pendiente el momento de la verdad, el ‘día D’, y la nota a buen seguro será de sobresaliente para arriba. Todos, país, ciudad, estadio y organización respondieron al gigantesco reto que supone recibir a la competición deportiva que más dinero mueve en el planeta, y prueba de ello es lo encantada que se va la NFL de España. “Está siendo magnífico. La hospitalidad, la comunidad, la unidad que se ve... Veremos más partidos de la NFL en España. Estamos muy contentos aquí", desveló Goodell, comisionado de la liga, a este medio en la banda del Bernabéu, cuando restaba poco más de una hora para el inicio de un partido que será recordado por todo lo que englobó.
La NFL vende experiencias, sensaciones, intangibles, y en eso nadie puede competir contra ella. “No es un partido, es todo un evento”, avisó Rafa de los Santos, director de NFL España, al comienzo de la semana, y lo cierto es que dio en el clavo. Lo sucedido en el campo, donde encima se vio fútbol americano ‘gratis’, en forma de prórroga, tras un partido ajustado y con numerosas jugadas que deleitaron a los allí presentes, es relevante y el eje de todo, por supuesto, pero el producto que exporta Estados Unidos va mucho más allá. La solemnidad en los himnos que precedió a un increíble número de fuegos artificiales, el espectáculo del descanso a cargo de Bizarrap y Daddy Yankee que recordó, en versión reducida, al show que se ve en la Super Bowl, el ir y venir de celebridades como Antonio Rüdiger o Antoine Griezmann, una grada abarrotada y entregada ante la venida de un deporte que hace no tanto tiempo se veía como una marcianada. Ahora son ellos, los que han pasado horas y horas pegados al televisor viendo algo que se jugaba al otro lado del charco, los que cantan Sweet Caroline a pleno pulmón en un tiempo muerto (también hubo ‘españoladas’ como La Macarena), los que festejan los sacks y los que se revientan las manos a chocarlas después de un touchdown.
Quedaban todavía cuatro horas para el inicio del encuentro y la Castellana y demás alrededores del Bernabéu presenciaban un tsunami de aficionados. Todos los colores de la gama cromática se podían ver, porque, aunque jugasen Dolphins y Commanders, esto era una fiesta de la NFL para los aficionados de las 32 franquicias y también para los neófitos y los que simplemente iban por curiosidad. No hay distinción alguna. Por poner alguna pega al día, justo antes del encuentro hubo colas largas porque mucha gente se agolpó en una misma entrada. Se paga la novatada y se aprende para el año que viene. En las inmediaciones al estadio del Real Madrid, totalmente transformado y por momentos irreconocible, la gente bebió, charló, bailó, cantó, conoció, rio... Las sonrisas que salían sin querer eran el paisaje más habitual de la jornada. Y nada cambió dentro del Bernabéu, lleno hasta la bandera, que si no tocó los 80.000 espectadores es por el número de filas que se quitaron en los fondos para adaptarse a las medidas NFL.
Los verdaderos protagonistas, los jugadores, salieron a calentar con tiempo de sobra, y lo que se oyó marcaba el termómetro de los colores del público: sonaban más los aplausos a los Dolphins y los abucheos a los Commanders, aunque en absoluto los de Washington contaron con poca representación. La NFL calcula que unos 10.000 aficionados han podido volar desde Estados Unidos para ver a sus dos equipos, y se notó en una grada que hablaba todos los idiomas. Por la banda, mientras los jugadores ya se preparaban con las corazas y los cascos, multitud de caras conocidas: los mencionados Rüdiger y Griezmann, Zinedine Zidane (que hizo el sorteo inicial), Marco Asensio o Florentino Pérez, que hizo de anfitrión ante las autoridades y vio el partido en el palco junto con Goodell. Seguramente hablarían sobre repetir para 2026.
Sonaron los himnos y, con una patada al aire, dio comienzo la guinda del pastel a una semana fantástica, emotiva, para el recuerdo. Por si los días previos hubiesen sabido a poco, Dolphins y Commanders entregaron un partido que no fue maravilloso en cuanto a nivel de fútbol americano, pero sí en igualdad y en reservarse un desenlace tragicómico. Todo llegó empatado al tiempo extra, y la palma se la llevaron los Dolphins, a los que les salió cara en el intercambio de regalos del tramo final. Miami y Washington llegaban al Bernabéu sedientos de victorias, los dos con un balance de 3-7, y había mucho en juego en Madrid. Quien perdiese, prácticamente podía tirar la toalla en lo que queda de temporada. Se notó en los nervios que hubo y en un inicio de partido muy trastabillado, de poca brillantez ofensiva, aunque era de esperar por el curso que estaban completando las dos franquicias. También se esperaba que comenzase mejor Miami, que como la semana pasada ante los Buffalo Bills, se apoyó mucho en la carrera, y con De’Von Achane hizo algo de daño de primeras a una defensa de Washington que llegaba después de un mes sin dar signos vitales. Los primeros tres puntos en Madrid llegaron a través del pie de Riley Patterson, y rápidamente respondieron los Commanders con un field goal de Matt Gay.
La primera parte fue, por momentos, como masticar un bocadillo de piedras en lo que se refiere a ver buen fútbol americano. Muchas imprecisiones en los lanzamientos de Marcus Mariota y Tua Tagovailoa, jugadas que no iban a ningún lugar y no demasiada frescura de ideas. Por ello se llegó al descanso con 6-6, solo con los postes estrenados. Se animó un poco la cosa después de la actuación de Bizarrap, que hizo sonar junto con Daddy Yankee su último tema y también puso la sesión que tiene con Quevedo. A la salida del descanso, llegó por fin el primer touchdown en la historia de la NFL en España: siempre tendrá ese honor Deebo Samuel, que atrapó un pase corto de Mariota y corrió en diagonal a lo largo de 20 yardas, aprovechándose de unos buenos bloqueos y tirando de tren inferior. Para siempre quedará esa imagen. Era, además, la primera vez que los Commanders mandaban en un partido desde el 19 de octubre, hace casi un mes. Y es que por momentos dio la sensación de que Washington había cambiado la dinámica, sobre todo una defensa que por fin fue capaz de contener la carrera de Achane, mientras que Tagovailoa no los puso en apuros.
Se fue cayendo poco a poco el aguante de Washington, y encima el ataque de Mariota, que fue evaluado por una posible conmoción, aunque pudo volver poco después, no aportaba mucho. Sin muchas fuerzas, poco pudieron hacer en un buen drive ofensivo de los Dolphins, culminado en un touchdown de carrera por Ollie Gordon II, que puso un empate que llevó al partido a un estado de locura, fruto seguramente de los nervios previamente mencionados. El primero en meter la pasta hasta el fondo fue Deebo Samuel, que al recoger un punt perdió el balón de entre sus manos y le cedió la posesión a los Dolphins en un muy buen lugar cuando quedaban tan solo cuatro minutos. Se acercaron y mucho los de Miami, dentro de la yarda 5 rival, cuando una decisión difícil de justificar de Mike McDaniel devolvió el regalo: se la jugó en 4th&1 en vez de chutar un field goal, fueron parados y se quedaron con las manos vacías.
Quedaban todavía más giros de guion, sí, aunque fuese difícil de creer. Ganaron terreno los Commanders con muy poco tiempo restante, y se dieron la oportunidad de ganarlo con un chut de Gay que se fue desviado, el segundo que erraba en el día. Se celebró y mucho en el Bernabéu, no el fallo en sí, sino que iba a haber más fútbol americano en la capital de España. Aunque la prórroga fue un visto y no visto, porque en la primera jugada de Washington, Mariota fue interceptado. Los Dolphins ya estaban a la puerta del triunfo, y esta vez no perdonaron: Riley Patterson no falló el field goal, y Madrid se tiñó de cian y naranja para celebrar el triunfo de la franquicia que ejercía de local. Seguramente, muchos de los presentes ni siquiera recuerden el resultado en unos años, pero sí que estará para siempre con ellos lo vivido en una jornada para el recuerdo. Porque el verdadero ganador de este domingo ha sido Madrid.


