Mastantuono, segundo asalto
La pubalgia evoluciona bien y crece la ilusión. Van cinco meses viviendo un dolor intermitente. Ahora, avisa de que llega su momento: “Va a empezar a subir mi nivel”
Mañana se cumplirán cinco meses desde que empezaron las molestias. Esa dichosa pubalgia; también con 18 años, como Lamine Yamal. El dolor comenzó el 22 de junio, durante el segundo partido del Mundial de Clubes (River Plate-Rayados). Es un tema complejo, porque es una lesión compleja. Hay casos que se solucionan en unas pocas semanas y sin embargo, hay otros que pueden llevar múltiples meses. Hay casos que requieren más reposo y otros, menos. Hay casos y casos.
Mastantuono ha mantenido la actividad deportiva, pero sin sentirse del todo cómodo. Algunos días el dolor menguaba hasta –prácticamente– la desaparición. Y podía disfrutar del fútbol. Pero había otros en los que no. En los que era jugar con una losa. Un suplicio.
Mastantuono, en el acto de entrega de la Bota de Oro a Mbappé.AITOR MARTINAdrenalina inicial
Desde aquel 22 de junio, transcurrieron 17 potenciales partidos. Sintió dolor contra el Inter... y en sus primeros entrenamientos con el Real Madrid. Pero claro, percibir una confianza tan abrumadora de Xabi en el arranque le supuso un chute de adrenalina. Un trampolín a hacer un esfuerzo extra. Y siguió. Siguió todo lo que pudo.
Hasta el Metropolitano, fue titular en cinco de los siete partidos. Pero todo cambió en el derbi. Fue suplente... y terminó dando un paso atrás. Sólo cuatro titularidades en los ocho siguientes partidos, pero el dato es otro: no jugó en el Clásico y vivió dos desconvocatorias. Ambas, por lesión.
Mastantuono, en el Real Madrid-Osasuna.JAVIER GANDULY descanso final
Porque ya no podía más. Fue en la víspera de Anfield cuando se confirmó el varapalo: pubalgia oficializada y decreto de reposo. “Llegó el momento de frenar y recuperarme bien... para poder estar al 100%; este club lo exige”, reconoce sin tapujos. Han pasado 18 días desde entonces. Casi tres semanas sin jugar, sin forzar ni un ápice; siguiendo un plan personalizado y muy exhaustivo.
Y está dando sus frutos. La pubalgia evoluciona favorablemente y a su alrededor crece la ilusión con su fútbol. Su regreso exacto es una incógnita, pero las molestias están reduciéndose. Y mucho.
Hambre de redención
El propio Mastantuono anhela jugar sin dolor. Sin la losa de los últimos cinco meses. Algo que ya se atisba. Reconoce que aún no ha dado el nivel que se espera de él –uno que justifique los 63,2M€ que desembolsó el Real Madrid por su fichaje–, pero promete darlo. Siente que se acerca su momento.
El de recuperar el estatus inicial, el peso en una banda derecha que ha empezado a repartirse más de lo que desearía. Mastantuono lleva 689’ esta temporada, siendo el 10º de la plantilla en participaciones. Por ahora, un gol (Levante) y una asistencia (Almaty). Un bagaje por debajo de las expectativas. Es una realidad que nadie regatea, tampoco él. Y es que ese es, precisamente, el quid de la cuestión.
Que tiene hambre de redención. Que es su momento. No habrá más parones de selecciones hasta marzo. Ahora, empieza un “bloque” tan grueso, que podría ser de hormigón armado. Y en él, Mastantuono quiere dar un paso al frente. El que sabe que le toca; el que puede dar, una vez que no hay dolor. Su segundo asalto.


