La nueva realidad de Valverde
El uruguayo, que ha jugado 15 de los 16 partidos de esta temporada con el Madrid, se dosifica con Uruguay. Se pierde su segundo parón consecutivo.
Durante la temporada pasada, el Halcón fue el futbolista con más minutos disputados en el mundo: 6.116 en total, muy por encima de los 5.796 de Bruno Fernandes y los 5.624 de Mike Maignan, quienes completaron el podio. El dato no solo reflejaba su enorme compromiso, sino también una preocupante sobreexplotación física. Con el club blanco jugó 65 de los 68 partidos oficiales, y si se añaden los compromisos con la Celeste, el total ascendió a 72 encuentros en un solo curso.
El dato que mejor ilustra la magnitud de su esfuerzo es que Valverde ha disputado 190 de los últimos 200 partidos oficiales con los de Chamartín. Una cifra que, más allá de reflejar su fiabilidad, evidencia también el nivel de exigencia al que ha estado sometido. En un club donde la competencia por un puesto es feroz, el uruguayo se ha convertido en una constante. Un jugador imprescindible para todos los entrenadores que ha tenido.
Ahora, sin Ancelotti en el banquillo y con Xabi Alonso al mando, la dinámica no ha cambiado demasiado: Fede sigue siendo pieza indispensable. En lo que va de temporada, ha participado en 15 (14 de ellos de titular) de los 16 partidos disputados por el Madrid, con 1.260 minutos de 1.440 posibles (87,5%). Su única ausencia fue ante el Kairat Almaty en Champions League, un encuentro que el cuadro madridista resolvió cómodamente por 0-5.
Sin embargo, el jugador ha tomado conciencia de sus límites. La temporada pasada sufrió molestias en los isquiotibiales de la pierna izquierda que le obligaron a parar brevemente -tres partidos- en febrero. Desde entonces, ha comenzado a escuchar más a su cuerpo. El resultado es un cambio de estrategia personal: reducir la carga de minutos con su selección nacional para preservar su rendimiento a largo plazo.
En los dos últimos parones internacionales, Valverde no ha sido convocado por Marcelo Bielsa. Se perdió los encuentros de octubre ante República Dominicana (1-0) y Uzbekistán (1-2), y tampoco estará en los próximos compromisos frente a México y Estados Unidos de este parón de noviembre. La decisión responde tanto a la prudencia del cuerpo técnico como a la voluntad del propio jugador, que arrastra una leve lesión sufrida en Vallecas y ha optado por no forzar su recuperación.
Esta nueva etapa marca una madurez distinta en el charrúa. De aquel jugador que lo jugaba todo, sin descanso ni medida, surge ahora un profesional consciente de la necesidad de dosificarse. El ‘8’ del Madrid ha entendido que su fiabilidad no depende solo de su entrega inagotable, sino también de saber cuándo detenerse.
El mensaje es claro: el físico tiene un límite. Incluso para los indestructibles. Y Valverde, siempre competitivo, ha decidido adaptarse a su nueva realidad antes de que el cuerpo le obligue. Ha cambiado de estrategia, y lo ha hecho para durar.


