El principal grupo paramilitar de Sudán declaró un alto el fuego unilateral tras el fracaso de la mediación internacional
Las Fuerzas de Apoyo Rápido aseguraron que la tregua busca facilitar asistencia humanitaria y respondió a los recientes llamados de Estados Unidos y países árabes para reducir la violencia en el conflicto
InfobaeLas Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), principal grupo paramilitar enfrentado al ejército regular de Sudán desde abril de 2023, anunciaron este lunes un alto el fuego unilateral por un periodo de tres meses, tras el fracaso de la última propuesta de tregua mediada por Estados Unidos, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto —el grupo conocido como “Quad”— y el rechazo del gobierno sudanés con base en Port Sudán.
El anuncio, difundido a través de un video, vincula la decisión con los recientes esfuerzos internacionales, incluido el impulso de mediación del presidente estadounidense Donald Trump y del grupo Quad.
Daglo afirmó que la pausa de hostilidades tiene carácter humanitario y permitirá entregar asistencia a zonas afectadas por los combates, aunque excluyó expresamente al movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes y al Partido del Congreso Nacional, institución prohibida vinculada al ex presidente Omar al-Bashir.
Esta declaración de cese al fuego voluntario se da después de que Burhan calificara el reciente plan estadounidense de alto el fuego como la “peor propuesta” recibida por su gobierno hasta ahora.
El jefe militar, que dirige la facción leal al ejército desde la ciudad costera de Port Sudán, criticó tanto al enviado de la Casa Blanca, Massad Boulos, como al resto de integrantes del Quad, a quienes acusó de replicar los intereses de Emiratos Árabes Unidos.
“La propuesta elimina a las fuerzas armadas, disuelve las agencias de seguridad y deja a las milicias donde están, sin exigir su desarme”, alegó Burhan, mostrando su rechazo a la mediación si la representación emiratí se mantiene activa en el proceso.
La postura de las autoridades de Abu Dhabi quedó reflejada en palabras de la ministra de estado, Reem bint Ebrahim Al Hashimy, quien este lunes criticó a Burhan por su actitud “obstruccionista” frente a las tentativas de alto el fuego. Hashimy insistió en la necesidad de visibilizar sus acciones y reclamó una mayor voluntad de compromiso para poner fin al conflicto armado.
Las RSF habían manifestado ya a inicios de mes su conformidad con una propuesta internacional que contemplaba los mismos términos de cese humanitario, aunque los avances se estancaron ante el rechazo del gobierno militar de Sudán. En septiembre, ambas partes también declinaron un acuerdo que excluía tanto a la cúpula militar como a la milicia en el periodo de transición tras la guerra.

Durante las últimas semanas, la crisis sudanesa se ha agravado tras la captura de la ciudad de El-Fasher, en Darfur, por las RSF. La toma de esta estratégica urbe, conseguida después de un asedio que provocó graves advertencias internacionales, fue denunciada como posible crimen de lesa humanidad y generó el temor a un potencial genocidio, según alertas de las agencias humanitarias.
Pese al anuncio del alto el fuego, la historia reciente del conflicto muestra que ninguno de los bandos ha respetado compromisos anteriores y que la implementación de treguas ha fracasado en repetidas oportunidades.
La comunidad internacional, a través de la ONU y diversas potencias, sostiene que la única vía para poner fin al enfrentamiento armado y abordar la emergencia humanitaria pasa por un proceso de transición política hacia un gobierno civil y la rendición de cuentas por las violaciones cometidas durante el conflicto.
El trasfondo de la guerra sudanesa está marcado por la ruptura de la alianza entre Burhan y Daglo tras la caída de Omar al-Bashir en 2019, una transición democrática abortada y el poder compartido entre militares y milicianos que degeneró en una lucha por el control del estado y de los recursos económicos.
Los repetidos fracasos en las negociaciones y la fragmentación territorial perpetúan la inestabilidad, mientras millones de civiles permanecen desplazados y sin acceso a servicios básicos en amplias zonas de Sudán.
La presentación de este alto el fuego unilateral abre un periodo de vigilancia internacional sobre la capacidad real de la milicia para cumplir la tregua en terreno y acerca la atención al papel de los mediadores externos en la búsqueda de una salida negociada que evite una nueva ola de violencia generalizada en uno de los peores escenarios humanitarios de la actualidad.


