River no se puede acostumbrar a perder
Más allá del buen primer tiempo y de los fallos arbitrales, el equipo de Gallardo sumó su quinta derrota en seis partidos, tres de ellas seguidas en el Clausura, y quedó en el precipicio de la clasificación a la Libertadores por la tabla anual.
River sufrió el viento en contra arbitral en los míseros 37 minutos de tiempo neto que se jugaron en Rosario pero también, o sobre todo, a sus individualidades en bajo estado y a un plantel mal conformado, un problema crónico al que además se le suman lesionados (Enzo Pérez y Sebastián Driussi) y expulsiones (Maxi Salas contra Riestra y Juan Portillo anoche).
El ex Talleres empieza a aparecer en el poster de los jugadores buscados: por diferentes motivos no terminó los primeros tiempos contra Palmeiras ni Central. Difícil que un jugador que pierde el temple tan fácil pueda jugar en River. Pero a continuación, además, Gallardo no reforzó el mediocampo, a diferencia de su acierto táctico en el entretiempo contra Racing, y Central se aprovechó de un River en inferioridad numérica, partido y superado. Al Muñeco, esta vez, le faltó pragmatismo.
Kevin Castaño volvió a demostrar -por enésima vez- que no siente el puesto de volante central y quedó expuesto en el segundo gol rosarino tras una jugada en la que todo River estuvo a destiempo. El colombiano llegó un segundo tarde de la misma manera que Gonzalo Montiel rechazó al medio y que Milton Casco, ya lejísimos de su mejor momento, miró de lejos a Di María en el origen de la jugada.
Si Facundo Colidio se había recuperado en parte tras su buen primer tiempo contra Racing, con su actuación ante Central volvió a retroceder dos casilleros, incluso desde la falta de fortuna: el combo completo lo sumó como doble responsable en el primer gol rosarino (junto al rechazo al medio de Franco Armani) y en el gol anulado a un Miguel Borja en su mejor noche en el año. Bautista Dadín, con 10 minutos, inquietó más que el inexpresivo Colidio y pareció que debería haber jugado más tiempo.
Ya con pocas fechas para que termine la temporada, River debe cortar la hemorragia de derrotas. Enfocarse en el arbitraje de Yael Falcón Pérez sería un error, como también jugar todas las fichas a la Copa Argentina, aunque el equipo ya esté en semifinales. El 2025 y River no terminan de llevarse bien.


