Real Madrid-Villarreal / Vinicius se disculpa a lo grande
Gran partido con doblete del brasileño en un Madrid cambiante que recupera el liderato. Mbappé hizo su 14º gol. Expulsión injusta de Mouriño.
Ganó el Madrid y cerró la herida, pero la afición mantuvo la duda de si lo del Metropolitano fue un mal día o un mal presagio. Y es que el juego del Madrid cambió como el tiempo en Islandia. Por momentos arrolló al Villarreal, por momentos, sobre todo al final, se vio desbordado. A ratos presionó bien y a ratos defendió mal. En verde quedaron el partido de Vinicius, la mejoría de Valverde y buenos minutos de Bellingham. En rojo, los despistes de Huijsen y algún repliegue anárquico del equipo en la segunda mitad. El Villarreal solo tuvo peligro cuando Marcelino metió a los mejores y, paradójicamente, ahí fue cuando perdió el partido.
De las posibles salidas tras la hecatombe en el derbi, que iban desde la revolución hasta la inacción, optó Xabi Alonso por una solución híbrida, un plan de paz con reparos. Valverde fue lateral, mensaje inequívoco de que las necesidades del equipo están por encima de los gustos de quienes lo forman, y Vinicius se mantuvo en el once. Dos jugadores cruciales que al mal tiempo le han puesto mala cara. Valverde no encuentra el sitio y Vinicius no se encuentra a sí mismo desde que le negaron el Balón de Oro, revés que le hizo perder el humor y el duende. Aun fuera de punto, Xabi Alonso puso a los dos por rehabilitarlos y, quién sabe, si por no añadir un conflicto sobre un disgusto. Acertó de pleno. Ambos salieron reforzados y felices. La reforma le dio, incluso, para hacerle sitio a Ceballos, más que un acompañante para Tchouameni.
Este tiro de Vinicius, que tocó en Comesaña, abrió el marcador.Juan MedinaMarcelino, como ante la Juventus, amplió a tres los mediocentros, que no es su plan de cabecera, y se guardó al fichaje del verano, Mikautadze, un goleador rápido y liviano. Prefirió al canadiense de origen nigeriano Oluwaseyi, de casi 1,90. Quizá tenía en la cabeza el mal rato que Sorloth les hizo pasar a los centrales del Madrid en el derbi.
El Madrid buscó una disculpa rápida con su público y sometió al Villarreal, de salida, a una reclusión mayor por dentro y por fuera. Desde la izquierda, por velocidad, la de Vinicius; desde la derecha, por habilidad, la de Mastantuono; desde el centro, por asociación, la de Güler y Mbappé. Su primer encuentro tuvo un orden inverso: el francés filtró el pase y el turco remató de izquierda medio metro por encima del larguero. Queda claro que cazan en pareja.
Las ocasiones
El Madrid procuró demostrar que no es humo el cambio prometido: presionó con acierto y con éxito la salida de la pelota del Villarreal, recuperó pronto, tuvo orden en el repliegue y hubo cierta unanimidad en el sacrificio defensivo. El Madrid desbordaba con tanta facilidad que en veinte minutos le había sacado amarillas a los dos laterales del equipo de Marcelino. También producía ocasiones: un tiro sin ángulo de Mbappé, dos cabezazos poco certeros de Tchouameni en envío de Vinicius y la más clara, un zapatazo a placer desde el punto de penalti de Mastantuono, que no se quita las pinturas de guerra. Lo salvó Renato Veiga con su rodilla izquierda. El Submarino no asomaba ni el periscopio en el medio campo blanco.
Mikautadze redujo distancias con este disparo.JAVIER GANDULCon el paso de los minutos y la falta de gol el Madrid fue amodorrándose. No es la constancia la mejor virtud del equipo. Comenzó a espaciar sus ataques y a bajar la velocidad de circulación. Cierto es que no se sintió incomodado por el Villarreal, pero tampoco hundió al Submarino como en el inicio. A los de Marcelino les costó menos corregir sus desajustes y llegaron al descanso menos estresados que al comienzo. Incluso tuvieron la oportunidad de tomar ventaja cuando Oluwaseyi le ganó un esprint a Huijsen, que de cuando en cuando blandea. A Courtois llegó ya sin aliento y el providencial belga le adivinó el disparo.
Marcelino creyó que había llegado el momento de su equipo y metió a sus dos atacantes de referencia, Pépé y Mikautadze, pero en lugar de una mejoría inmediata se encontró con el efecto secundario de un gol en contra. Vinicius, muy escorado, se deshizo de Mouriño, entró en el área y lanzó un disparo que tenía apariencia de inofensivo, pero tocó en Comesaña y se volvió mortal. Un tanto muy de sus comienzos, casual, de fortuna. Esta vez, como entonces, también la necesitaba.
Partido loco
A partir de ese momento el partido quedó fuera de control, se llenó de idas y venidas. A una oportunidad manifiesta de Pépé, cuyo centro no encontró el pie de Mikautadze, respondió Xabi Alonso con dos cambios de seguridad: Bellingham por Güler, para no sacarle de su sitio natural, y Camavinga por Ceballos para recargar la batería del centro del campo blanco. La primera acción del inglés fue un pase a Vinicius que acabó en penaltito de Rafa Marín (luego se obviaría otro claro a Rodrygo) cuya transformación le cedió Mbappé al brasileño. El gol para el que se lo trabaja.
Mbappé cierra la cuenta con este remate a placer a pase de Brahim.JESUS ALVAREZ ORIHUELAEl partido seguía desatado. Bellingham, que salió emprendedor, tuvo dos veces el 3-0, pero lo que llegó fue el 2-1, en disparo raso y seco de Mikautadze para confirmar que el Villarreal tiene cuajo y pitones. La expulsión de Mouriño, rigurosísima, ahogó esa reacción visitante cuando el Madrid había empezado a olvidar el repliegue y el orden. Muy cerca del final Mbappé firmó su gol número 14 a puerta vacía, cortesía de Brahim, y el Madrid se marchó abrazado al liderato. Sevilla dirá si durará o no dos semanas.


