Los peores están en Independiente
El Rojo sigue sin ganar y el empate ante Godoy Gruz no le alcanzó para abandonar el último puesto de su zona.
Nada altera la pasividad de un equipo que se arrastra en la cancha. El 2025 ya está acabado y el año próximo será sin competencia internacionales. No tiene sentido discutir la matemática de la tabla: este plantel ya arrasó con lo que hizo meses atrás y con lo que se viene por delante.
Claro que Independiente también tiene a los peores afuera. Los dirigentes están tan expuestos en todo que si no era por los socios que se movilizaron iban a cometer otro atentado contra el club. Néstor Grindetti estuvo a punto de firmar un contrato con una marca que no solo desvalorizaba aún más el nombre del Rojo sino que además les adelantaba dinero que le va a terminar faltando a la próxima comisión directiva. Yo entiendo que más de uno de los interesados en cerrar ese acuerdo vienen saltando de lista en lista para quedarse en su cargo, pero igual sepan que es algo desprolijo y como mínimo sospechoso.
Dicho esto sobre la inefable comisión directiva que debería conducir el rumbo de este barco sin timón que es Independiente, esta crisis deportiva del 2025 tiene como máximos responsables a los futbolistas. Son pocos los clubes ordenados o incluso alguno sin dirigentes que enfrentaron en el campeonato. Excepto en el clásico lo superaron todos los rivales a este rejunte de apellidos que no le pudo ganar a nadie y ni si quiera lo mereció.
Es muy notorio cómo se entregan ante la primera complicación y agachan la cabeza hasta esperar el final del partido que los libere del compromiso que es afrontar un encuentro. Un equipo que solo espera que todo termine para irse. Aquella identificación que existió entre los jugadores y la gente se extinguió. Hoy representan todo lo contrario a lo que se espera de ellos. Porque los jugadores no pueden demostrar que salen a ganar y que quieren salir campeón ni mucho menos que lo llevan adentro como lo lleva el hincha.


