Las 7 razones por las que deberías abrir las ventanas todos los días, incluso en invierno

El aire interior, cargado de partículas y contaminantes, puede ser más perjudicial para la salud que el frío exterior.

David Cuéllar
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Aunque este calor sofocante parezca que nunca va a acabar y la ventana deba quedarse abierta siempre, cada vez queda menos tiempo para que vuelva el frío.

A pesar de lo que se pueda pensar, cuando eso pase hay que seguir dejando las ventanas abiertas, según médicos y especialistas en calidad del aire. El aire interior, cargado de partículas y contaminantes, puede ser más perjudicial para la salud que el frío exterior.


Ventilar, un gesto simple con muchos beneficios

Si ventilas tu casa en invierno vas a conseguir varios efectos positivos, según un artículo de DigiWorld. En primer lugar, reducirás el riesgo de infecciones respiratorias, ya que una ventilación diaria ayuda a diluir la concentración de patógenos y disminuye la posibilidad de contraer virus respiratorios, gripe o incluso COVID-19.

También se logra una disminución de los niveles de dióxido de carbono, que durante la noche se acumulan rápidamente, sobre todo en dormitorios o habitaciones pequeñas. Estos altos niveles de CO₂ pueden causar fatiga, dolores de cabeza y falta de concentración. Para evitarlo, basta con abrir la ventana para que el oxígeno vuelva a su nivel óptimo.

Además, los muebles, alfombras y productos de limpieza liberan compuestos orgánicos volátiles que pueden provocar irritación respiratoria y, a largo plazo, problemas de salud. Ventilar a diario permite eliminar estos contaminantes invisibles y crear un ambiente más saludable.

Humedad, moho, frío

Como en invierno hace frío, es habitual no abrir las ventanas durante largos periodos de tiempo, lo que incrementa la humedad interior y con el tiempo genera paredes húmedas que pueden convertirse en moho. La ventilación regular ayuda a equilibrar los niveles de humedad y evita que el agua se acumule en las ventanas y paredes.

Abrir las ventanas también puede mejorar la calidad del sueño, ya que una habitación con altos niveles de CO₂ y aire seco puede provocar despertares frecuentes y una gran sensación de fatiga por la mañana. Varios estudios han demostrado que quienes duermen en habitaciones ventiladas tienden a descansar mejor y sentirse más renovados.

Ventilar la casa contribuye a mejorar el bienestar psicológico, puesto que el aire cargado y viciado aumenta la sensación de cansancio y desmotivación.

Por último, abrir las ventanas unos minutos al día puede ayudar a mantener la eficiencia energética del hogar. Este gesto permite que las paredes conserven mejor el calor, lo que facilita que la casa se caliente más rápidamente después de cerrarlas.

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