Lanús venció a Universidad de Chile y jugará la final de la Copa Sudamericana
Con gol de Rodrigo Castillo, el Granate ganó 1-0 y avanzó a la definición, donde se medirá con Atlético Mineiro
La Nación
Lanús jugará una nueva final internacional. En la Fortaleza, superó por 1 a 0 a Universidad de Chile y se clasificó a la definición de la Copa Sudamericana. El equipo dirigido por Mauricio Pellegrino, con una actuación sólida y un gol decisivo de Rodrigo Castillo —autor de los tres tantos granates en la serie—, se impuso en un partido repleto de tensión, polémicas y revisiones del VAR. El rival será Atlético Mineiro, el próximo 22 de noviembre en Asunción.
El clima en la previa fue imponente. Miles de hinchas de Lanús coparon las inmediaciones del estadio Néstor Díaz Pérez para recibir al micro del plantel, que avanzó lentamente entre una marea de camisetas granates, banderas, bombos y bengalas. También, ya dentro del estadio, hubo cánticos contra la delegación chilena: “El que no salta, es un traidor”, en una previa caliente, ya que desde Chile hubo varias cargadas a la Argentina por las Malvinas. El fervor popular contrastó con el vacío de la ida que terminó 2-2 en Santiago: esta vez, Lanús jugó acompañado, mientras que los chilenos volvieron a estar sin público, por la restricción de Conmebol tras los incidentes ante Independiente.
Universidad de Chile tomó la iniciativa en el arranque y se mostró más suelto en los primeros minutos. Con mayor tenencia y presencia en campo rival, el equipo de Gustavo Álvarez aprovechó el repliegue de Lanús, que comenzó impreciso y contenido en su propio terreno. A los 5, Agustín Cardozo protagonizó una dura entrada sobre Javier Altamirano en mitad de cancha. A pesar de lo fuerte de la entrada, el árbitro venezolano Alexis Herrera solo mostró la tarjeta amarilla, sin que el VAR considerara necesaria una revisión.
El primer remate del encuentro llegó a los 10 minutos, con un intento del capitán Charles Aránguiz desde media distancia que fue controlado sin problemas por Nahuel Losada. Lanús, hasta ese momento, no había logrado sostener la pelota ni establecer conexiones en ataque. Sin embargo, la primera réplica clara llegó apenas dos minutos más tarde: una salida larga terminó en un cabezazo de Rodrigo Castillo, que asistió a Eduardo Salvio. El 11 habilitó de primera a Marcelino Moreno, quien se filtró entre los centrales y definió con categoría ante la salida de Gabriel Castellón. El estadio estalló, pero el festejo se diluyó segundos después: el VAR trazó las líneas y determinó una posición adelantada milimétrica del número 10 granate. El gol fue anulado y el marcador permaneció en cero.
El gol anulado pareció activar a Marcelino Moreno, que empezó a crecer en el desarrollo. El enganche granate se volvió eje del circuito ofensivo: pidió la pelota, manejó los tiempos y generó infracciones que le dieron aire al equipo en el mediocampo.
Salvio, más contenido en su función por la banda derecha, alternó retrocesos defensivos con alguna proyección puntual. A los 29 minutos, combinó con Castillo nuevamente, en una pared que desarmó a la defensa chilena y dejó al delantero en buena posición dentro del área. Aunque tenía opción de pase al medio, Castillo eligió enganchar y buscar el remate personal: su disparo fue desviado por un defensor y derivó en un córner, en otra llegada clara del local.
Y fue desde un tiro de esquina que se generó una nueva polémica. En medio de la disputa aérea, el balón impactó en el brazo de Fabián Hormazábal dentro del área. Los jugadores de Lanús reclamaron penal, pero tras la revisión del VAR a cargo de Ángel Arteaga Cabriales, se determinó que no había infracción sancionable y el juego continuó. En la protesta vehemente desde el banco, la ligó Lautaro Acosta con una amarilla.
Con el correr de los minutos, otros dos nombres comenzaron a destacarse en el conjunto local. Agustín Medina fue clave en el equilibrio del mediocampo: preciso en los relevos, firme en los cortes y con decisión para sumarse al ataque cuando el equipo lo requería. En tanto, el delantero Castillo volvió a ser una referencia ofensiva valiosa. El delantero, autor de los dos tantos en la ida, sostuvo cada pelota que le llegó, aguantó con el cuerpo y se generó espacios a partir de su potencia física. Y terminaría siendo determinante nuevamente.
En la segunda parte, Universidad de Chile respondió con peligro en su primera llegada clara del complemento. A los pocos minutos, Maximiliano Guerrero desbordó por la derecha y lanzó un centro rasante que cruzó el área sin destino. Sin embargo, Losada falló en la lectura: no logró cortar ni contener el envío, y eso derivó en una segunda jugada que encontró a Felipe Salomoni solo frente al arco para empujar la pelota a la red. El festejo chileno fue breve: desde la cabina del VAR detectaron una posición adelantada previa en la acción. Alexis Herrera fue llamado a revisar la jugada en el monitor y, tras analizar la imagen, determinó el off side. La resolución del tanto anulado provocó un grito de alivio en las tribunas granates.
Lanús volvió a golpear con su mejor arma: el talento de Marcelino Moreno. El número 10 tomó la pelota por el sector derecho, amagó en velocidad, dejó a un defensor en el camino y filtró un pase quirúrgico para Castillo. En el mano a mano, eludió al arquero Castellón y definió con categoría con la zurda. El estadio explotó en un festejo contenido. Una vez más, el árbitro Alexis Herrera fue llamado desde el VAR para revisar una posible mano previa de Salvio en el inicio de la jugada. Luego de observar las imágenes, el juez principal convalidó y desató finalmente el grito de desahogo en la Fortaleza. Gol legítimo y merecido para el Granate.
Rodrigo Castillo, el hombre de la serie de la semifinal anotando todos los goles del granate, marcó tres entre los dos partidos, y así alcanzó a Dylan Aquino y al propio Moreno como los goleadores del equipo en el torneo.
Tras el gol, el trámite cambió. La U de Chile realizó variantes ofensivas y empezó a empujar a Lanús contra su área, con más ímpetu que claridad. El equipo trasandino manejó la posesión y forzó retrocesos constantes del local, aunque sin generar situaciones concretas sobre el arco de Losada. Recién a los 82 minutos, Pellegrino movió el banco, buscando piernas frescas en un equipo que ya mostraba signos de desgaste. Pese al dominio territorial del visitante, Lanús casi no sufrió y hasta tuvo alguna que otra contra para liquidarlo.
Con inteligencia, solidez y temple en el cierre, el conjunto granate resistió los intentos finales de los visitantes, que llenó de pelotazos el área en los últimos minutos. Hubo suspenso hasta el pitazo final, pero el desahogo llegó: Lanús se metió en la final de la Copa Sudamericana. Tras el cierre, se mantuvo la tensión con cruces entre los equipos que no llegaron a mayores, para que pudieran festejar los locales tranquilos con su gente.
Carlos Izquierdoz, capitán de Lanús, expresó su alegría tras la clasificación: “Tenemos una felicidad enorme. El año pasado nos quedamos con una sensación fea y hoy lo pudimos revertir”. Consultado por la posibilidad de recibir una amonestación que lo dejara fuera de la final, reconoció entre risas: “No quería que me amonestaran para no perderme la final. Al final del partido me vinieron a buscar, pero tuve que darme vuelta y comerme los mocos. Quería estar en la final, y gracias a Dios se dio todo”.
Con el triunfo por 1 a 0 como local, y un global de 3-2, el equipo argentino viajará a Asunción para enfrentar a Atlético Mineiro el próximo 22 de noviembre, en su quinta final internacional. El antecedente inmediato, no tan lejano, fue en 2021, en lo que fue derrota ante Defensa y Justicia. Esta vez, todo Lanús sueña con un desenlace distinto


