La noche más dura de Flick
Desde que está en el Barça, el alemán no había sido superado como ayer ante el PSG, que fue mejor en la ocupación de espacios, las estadísticas y las sensaciones.
Fue una de las noches más duras de Hansi Flick desde que aterrizó hace menos de año y medio en Barcelona. Nadie le había superado tácticamente de esa manera en un partido grande. Más allá de aplastar al Madrid de Ancelotti, había sufrido en algunos partidos concretos (Benfica, Atlético, Inter), pero siempre había logrado dar con la tecla para hacerse con el relato del partido o, directamente, lo había revolucionado en los días de las grandes remontadas. Contra el PSG, sin embargo, se encontró sin respuestas para girar la dirección de un partido que se fue directo hacia París.
El Barça, que venía de una excelente racha después de un inicio de temporada algo perezoso, recibió un trompazo inesperado cuyas consecuencias, a nivel de confianza, son imprevisibles. De Jong fue muy explícito al final del partido: “Nos viene bien para saber dónde estamos”. Es legítimo preguntarse si la caída contra el PSG sembrará dudas en un equipo que desde el aterrizaje de Flick ha seguido casi con fanatismo la filosofía de su entrenador. Ese fue uno de los éxitos de la temporada pasada: que no hubo grietas en la credibilidad de un entrenador que además, inyectó espíritu ganador en un grupo que se había sentido débil mentalmente años atrás. Físicamente, el Barça también dio algún síntoma de cansancio, pero pareció algo coyuntural. De hecho, el equipo azulgrana corrió 115 kilómetros, dos más que el rival. Fue algo más futbolístico, aunque es lógico que llamase la atención que un equipo que jugó absolutamente todo el curso pasado, Mundial de Clubes incluido, y que no ha tenido vacaciones, acabase tan entero y con sus laterales convertidos en aviones.
A Flick, entrenador con gen ganador y orgullo genuinamente alemán, debió escocerle lo del miércoles. Ahora le toca Sevilla, pero el ex entrenador del Bayern aprovechará el parón para darle vueltas a un partido paradigmático, seguramente uno de los mejores que puede jugarse en el continente. Al Barça le quedó claro que, a estas alturas, el PSG todavía está a cierta distancia. Y a Flick, que tiene que estudiar y encontrar el punto débil del PSG por si acaso el azar, o los méritos, les vuelven a cruzar.


