La edad de oro de Tchouameni

El francés ha sacado su mejor versión con la llegada de Xabi al banquillo. En El Clásico, fue el jugador con más pases (28) de todo el Madrid.

Mario Aguilar
As
Aurélien Tchouameni vive su momento más brillante desde que aterrizó en el Real Madrid. A sus 25 años, el centrocampista francés ha alcanzado una madurez futbolística que lo ha convertido en una pieza indispensable en el nuevo proyecto de Xabi Alonso. Su influencia sobre el juego blanco es hoy indiscutible: liderazgo, equilibrio y capacidad para dominar el centro del campo blanco.

La reciente victoria por 2-1 en El Clásico ante el Barcelona fue una prueba más de su excepcional estado de forma. Tchouameni ofreció una auténtica masterclass de control y lectura táctica, reflejando por qué el técnico tolosarra confía ciegamente en él. De los trece partidos disputados por el Real Madrid en lo que va de temporada, el ex del Mónaco ha participado en todos: doce como titular, acumulando 1.089 minutos sobre un total posible de 1.170, lo que equivale a un imponente 93%. Xabi confía en él. Y él lo siente.

La edad de oro de TchouameniTchouameni recibe una falta de Pedri.JESUS ALVAREZ ORIHUELA

Ante el Barça, su sociedad con Camavinga fue clave para contener y construir. Aurélien fue el jugador que más pases completó (28), con una precisión del 89% (25 acertados). Además, fue el segundo futbolista del equipo con más toques de balón (45), solo por detrás de los 53 de Bellingham. Su aportación ofensiva también destacó: tres pases clave -solo superado por los cuatro de Mbappé-, un tiro desviado y dos bloqueados.

En defensa, volvió a mostrar su jerarquía: fue el tercer jugador del Madrid con más acciones defensivas (6) y el que más disparos bloqueó (2). Su presencia, en definitiva, se sintió en todas las fases del juego. Este nivel no ha llegado por casualidad. Desde la llegada de Xabi Alonso al banquillo blanco, Tchouameni ha encontrado el contexto perfecto para desplegar todo su potencial.

El entrenador tolosarra le ha otorgado un papel central en su sistema, confiándole la responsabilidad de sostener al equipo sin balón. El francés, que en sus tres primeras temporadas mostró destellos de calidad pero cierta irregularidad, ha dado ahora un salto definitivo. Se le ve más confiado. Más preciso. Y con un liderazgo silencioso que contagia al resto del vestuario.

Xabi ha sabido interpretar su perfil: un mediocentro que combina potencia física con inteligencia táctica, que equilibra el juego y da continuidad a cada posesión. El ‘14’, por su parte, ha respondido con compromiso y una madurez que lo sitúan entre los mejores del mundo en su posición. En Tchouameni, parece haber encontrado un referente de presente y de futuro. Si mantiene este nivel, no solo estará firmando su mejor temporada desde que llegó al club, sino que estará escribiendo el inicio de su edad de oro.

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