Blackbird: así es el avión más rápido del mundo que va a 3.500 km/h

El avión estuvo en funcionamiento desde 1964 hasta 1998. Durante este tiempo desarrolló misiones de reconocimiento en entornos hostiles para Estados Unidos.

Raúl Izquierdo
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Cuando uno piensa en un avión que pudiera alcanzar altísimas velocidades, piensa directamente en el Concorde. Quizá porque se trataba de un avión destinado al transporte de pasajeros o por otras razones, pero en realidad está lejos de ser el avión más rápido del mundo. Este honor pertenece a un avión que, como el Concorde, no está en servicio: el SR-71 Blackbird (en español, mirlo).

Su diseño futurista le hace parecer llegado de décadas más adelante, pero en realidad fue construido en 1964 por la empresa Lockheed. Fue un icono de la Fuerza Aérea de Estados Unidos durante la Guerra Fría, e incluso fue utilizado por la NASA una vez que fue retirado en 1998. Su aspecto, de color negro y con un diseño aerodinámico, ya dejaba ver las características de este caza furtivo.

Gracias a su velocidad extrema era un importante activo estadounidense en las misiones de reconocimiento, especialmente empleado en gran altitud y velocidad durante la Guerra Fría. Su fuselaje está construido con aleaciones especiales de titanio importado de la Unión Soviética y, de hecho, el fabricante evitó que el gobierno soviético tuviera conocimiento del uso real de este elemento en el avión.

Un avión de récord

Esta aleación especial le permitía resistir las altas temperaturas generadas por el roce con el aire a velocidades de Mach 3, el triple de la velocidad del sonido. Y es que, como decimos, es el avión más rápido del mundo: llegó a alcanzar los 3.529 kilómetros por hora en un vuelo el 28 de julio de 1976, en el que también batió el récord de mayor altitud estadounidense, con 25.929 metros. Dos años antes completó el trayecto Nueva York-Londres en apenas 1 hora, 54 minutos y 56 segundos. Para ponerlo en perspectiva, el Concorde lo hizo en 3 horas 20 minutos y un Boeing 747, alrededor de seis horas.

Usado por las Fuerzas Aéreas y por la NASA

Su alta velocidad le hacía evitar los misiles tierra-aire simplemente con acelerar. Y aunque se perdieron un total de 19 sobre los 32 que fueron fabricados, la Fuerza Aérea asegura que ninguno fue por acciones de combate. Y eso que sus misiones no eran especialmente fáciles, pues durante el tiempo que estuvo en servicio sobrevoló zonas de conflicto como la Unión Soviética, China, Vietnam y Oriente Medio, observando bases aéreas, instalaciones nucleares y recopilando imágenes y datos sin ser interceptado.

Una vez que fue retirado del servicio, fue empleado por la NASA para diferentes misiones como pruebas de alta velocidad y altitud (gracias a sus características, era ideal para estudiar la aerodinámica y los materiales en condiciones extremas), la investigación atmosférica (como el estudio de la capa de ozono o el impacto de las emisiones a gran altitud) o la calibración de satélites y sensores.

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