Sushila Karki, expresidenta del Tribunal Supremo en Nepal, es la elegida de los manifestantes para encabezar el gobierno interino tras la renuncia del primer ministro
La movilización juvenil se inició tras la prohibición de redes sociales y derivó en enfrentamientos con fuerzas de seguridad, dejando decenas de víctimas y daños materiales en edificios estatales
El proceso de selección de Karki se enmarca en una ola de manifestaciones lideradas por jóvenes, identificados como “Gen Z”.
Desde el lunes, miles de personas se movilizaron en los principales centros urbanos para exigir la renovación de la clase política, el fin de la corrupción y la restitución de las libertades civiles.
A sus 73 años, Karki encarna el perfil de neutralidad reclamado por la juventud movilizada. Según The Indian Express, su trayectoria está exenta de afiliaciones partidarias, lo que la volvió elegible por su credibilidad y separación de la elite tradicional. Nacida en Biratnagar el 7 de junio de 1952, Karki es hasta ahora la única mujer que ha presidido la Corte Suprema nepalí, cargo que asumió entre 2016 y 2017.
La elección de una figura ajena a la política profesional se produjo tras la renuncia de KP Sharma Oli como primer ministro, forzada por las protestas masivas y episodios de violencia.

Estas incluyeron incendios en el Parlamento, la oficina presidencial, residencias de altos funcionarios y la propia casa de Oli, lo que derivó en más de 25 personas muertas y más de 600 heridas, según datos de Hindustan Times.
El detonante de la crisis fue una medida gubernamental que restringió el acceso a redes sociales. La población interpretó esta acción como un golpe a la libertad de expresión, provocando los primeros brotes de protesta.
La trayectoria de Sushila Karki: independencia y reformas judiciales
En su carrera, Karki se graduó en ciencias políticas en la Universidad Hindú de Banaras en 1975 y en derecho en la Universidad Tribhuvan en 1978.

Ejerció como abogada en distintas jurisdicciones y en abril de 2016 fue designada presidenta interina del Supremo, cargo en el que promovió reformas judiciales, defendió la independencia institucional e intervino en casos de justicia transicional y disputas electorales.
Uno de los episodios clave de su mandato fue el intento fallido de destitución en 2017, tras anular el nombramiento irregular del jefe policial, desatando acusaciones de parcialidad. El proceso fracasó gracias a la presión social que respaldó la independencia judicial, relató Times of India.

El ingreso de Karki como figura puente busca mantener la autonomía del movimiento juvenil frente a la cooptación de los partidos. Se descartó de los foros de decisión a cualquier representante juvenil vinculado con estructuras partidistas, priorizando el compromiso con la transparencia en la transición.
Un comunicado del ejército difundido por redes sociales confirmó la prolongación de la prohibición de circulación, advirtiendo que “toda acción de vandalismo, saqueo, ataque o incendio será penada por la ley”. El portavoz militar, Raja Ram Basnet, reiteró el compromiso de las Fuerzas Armadas con la protección ciudadana.
El desenlace político depende del aval militar a la postulación de Karki. Su reunión con el jefe del ejército, Ashok Sigdel, se presenta como un paso crucial hacia la estabilidad. Como informó Europa Press, el equipo negociador se encuentra reunido en el cuartel general de las Fuerzas Armadas, a la espera de definiciones.

En el ámbito internacional, líderes regionales manifestaron preocupación. El primer ministro de la India, Narendra Modi, pidió calma a los nepalíes a través de la red social X.
La proyección de Karki es inédita en una nación que, pese a contar con presidentas, jamás ha tenido una mujer al frente del Ejecutivo.
La reconstrucción institucional de Nepal permanece estancada desde la abolición de la monarquía en 2008, lo que acentuó el protagonismo de los movimientos sociales y la presión regional en el rumbo político. La negociación para formar un gobierno interino es vista como el primer paso hacia elecciones anticipadas y una revisión profunda del sistema de poder.
Otras figuras, como el alcalde de Katmandú Balendra Shah, conocido como “Balen”, ganaron notoriedad temporal por su perfil outsider y rechazo a la corrupción, según Times of India. Sin embargo, el consenso en torno a Karki destaca su trayectoria de integridad y experiencia institucional.
El estado de emergencia y las restricciones permanecen en vigor, mientras el futuro inmediato depende de las Fuerzas Armadas y del consenso en torno a Sushila Karki. Las opciones de disolver el Parlamento y anticipar elecciones siguen evaluándose, en un país sumido en uno de sus episodios políticos más delicados tras el fin de la monarquía.