O. Marsella 4-Ajax 0 / Show de Aubameyang y del Marsella

Los de De Zerbi barren al Ajax, suman su tercera victoria consecutiva y dejan claro que son un equipo a tener en cuenta en la Champions League.

Andrés Onrubia
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Trece años sin ver un triunfo de tu equipo en Champions es un dolor insoportable –los dos anteriores fueron a puerta vacía-, máxime para el Olympique de Marsella, uno de los equipos más grandes del fútbol francés, el primero en saborear la Copa de Europa, y que había terminado odiando a la madre de todas las competiciones. Su irregularidad y sus continuos descalabros parecían una enfermedad incurable, al menos hasta 2025, en el que, gracias a la pizarra de Roberto De Zerbi, un entrenador brillante en la dirección de campo, un enfermo del fútbol, ha recuperado la grandeza que durante tantos años buscó desesperadamente. El conjunto marsellés barrió al Ajax, 4-0, tras un primer tiempo perfecto y que hizo rugir, vibrar y gritar al Vélodrome como nunca lo hizo en este periplo que estuvo dormido.

El partido estaba sentenciado transcurridos diez minutos. Y todo gracias a un jugador, Igor Paixao. El brasileño, fichaje más caro de la historia del Marsella, 35 millones, había tenido un comienzo complicado. Pero, con dos latigazos, ambos a la derecha del portero rival, se ganó la confianza de un Vélodrome que acabó entregado a su pegada y a su calidad.

Fue un castillo de naipes el Ajax. Un equipo que, como el Marsella, fue antaño un gigante y reinó en Europa. El actual, más allá de intentar mantener intacta la filosofía de jugar raso, no se parece en nada a aquella máquina que infundía miedo en la Champions. Su defensa, un cuadro, fue un regalo para la delantera del OM, sobre todo para Aubameyang, que está más vivo que nunca.

El gabonés, que ya había asistido a Paixao en el 1-0, se inventó antes del descanso otro pase de bella factura, esta vez para Greenwood, que se encontró mano a mano con el portero y envió, con una sangre fría espeluznante, un pase a la red. El 3-0 fue un reflejo de la desidia ‘ajaccied’ y de la necesidad del Marsella de, por fin, tras mucho tiempo siendo criticado, sentirse reconocido en su competición, la Champions.

El Marsella no permitió ni un atisbo de reacción del Ajax tras la salida de vestuarios. Aubameyang se unió a la fiesta, culminando un brillante contragolpe que inició Greenwood. De Zerbi decidió quitar a varios titulares y el OM cerró una semana fantástica, que comenzó con su victoria 1-0 en el Clásico frente al PSG, que hace soñar en grande a un club acostumbrado a sufrir por la falta de títulos recientes.

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