Newcastle 1-Barcelona 2 / Puñetazo en St. Marcus’ Park
El doblete del inglés, acompañado por la maestría de Pedri y un espectacular Joan García bajo palos, permite un triunfo de jerarquía del Barça.
AsUn Barça sólido, lejos de aquellas versiones asustadizas de no hace tanto en Europa, firmó una primera victoria de jerarquía en la durísima plaza de Newcastle. Los de Flick superaron un ambiente extremadamente cargado, un rival físicamente tremendo y un ritmo eléctrico en la primera parte.
A sacar una noche delicada le empujaron una pierna salvadora de Joan García, portero al que se intuye una grandeza descomunal; Pedri, que paró el tiempo en los últimos minutos cuando el 1-2 pudo generar alguna duda; y, por supuesto, un invitado sorpresa. Marcus Rashford le puso la firma al partido con dos golazos que permiten que el Barça encare la Champions con la confianza de saberse en un escalón físico y futbolístico alto, al nivel de los grandes favoritos de la competición. Al menos, de salida.
Howay the lads, recibe a la salida del túnel de vestuarios el estruendoso St James’ Park a sus jugadores. Algo así como un “vamos chicos” del dialecto geordie del duro nordeste inglés. Un deseo de salir con el cuchillo entre los dientes que las urracas del Newcastle aceptan con gusto. Más en días especiales como la primera noche de Champions, con invitados talismán en el palco como Asprilla, evocando aquella noche mágica de 1997.
Al Barça le costó hasta respirar en los primeros minutos. Eddi Howe sorprendió con la suplencia de Woltemade. Perdió altura pero ganó dinamismo en la presión alta, que combinó con el repliegue intensivo. Un equipo extraño el Newcastle, con registros modernos pero también con reminiscencias de fútbol de otra época, con saques de banda en largo e incluso balones parados a 70 metros con los centrales en el área contraria.
Al Barça le costó meterle el cuchillo al partido y, si sobrevivió en la primera media hora fue gracias a Joan García, que se hizo gigante después de una cabalgada de Elanga que Barnes remató con precisión. Sin embargo, el portero de Sallent sacó una pierna mágica y confirmó su condición de portero destinado a grandes cosas en el Barça.
Pedri empezó a coger los mandos en el último tramo del primer tiempo. Significó eso que el Newcastle ya no apretaba tanto. Aun así, llegó poco. Huérfano de Lamine, básico para aclarar jugadas, Raphinha es menos preciso por la derecha y Rashford era, en ese momento, un jugador que empezaba las jugadas mejor que las terminaba.
El Barça, con Lewandowski titular como De Jong y Araújo, la Champions es tiempo de vacas sagradas, inquietó muy poco hasta el descanso. No se estaba rajando, pero le estaba costando masticar el partido y hasta se marchó al descanso con la mala noticia de la amarilla a Gerard Martín.
Confianza para Rashford
La segunda parte empezó en stand by. Sin cambios, sin dueño claro. Sin el ruido del inicio en St. James’ Park. Pero se rompió rápido. Rashford, errático en la primera parte, plantó los pies en el suelo y cabeceó con firmeza un centro tierno de Koundé. Rashford cargó de razones, una vez más, a Flick, que en la previa le había empoderado recordando cómo había seguido su trayectoria casi desde que era un proyecto de jugador.
El 0-1 llenó de confianza al inglés, que en la grada tenía a uno de los valedores de su llegada (el agente Arturo Canales). Rashford paseó por el balcón del área y soltó un misil imparable. Un gol de jugador grande que casi cerró un partido jugado con tal grado de intensidad que dejó secuelas físicas, con Burn, Schär y Trippier tocados en los ingleses; y Cubarsí, Lewandowski y Rashford en los azulgrana. El partido parecía resuelto. Y aunque sobre la hora marcó Gordon, Pedri le puso una bolsa hielo al 1-2. Puñetazo del Barça en St. Marcus’ Park.