Mi review del iPhone 17 Pro Max: potencia máxima, diseño audaz y una interfaz que divide
El nuevo teléfono de Apple sorprende con su acabado naranja cósmico, un procesador veloz, cámara mejorada y una interfaz Liquid Glass que genera opiniones divididas entre usuarios por su estética y funcionalidad
InfobaeDecidí romper con la monotonía de los clásicos tonos neutros y elegí el iPhone 17 Pro Max en el nuevo color naranja cósmico. Desde el primer momento, queda claro que no pasa desapercibido: es casi fosforescente y atrae todas las miradas. Sorprende lo que provoca: desde elogios hasta comentarios irónicos, pero agradezco que Apple salga de la comodidad de los metálicos y se anime a ofrecer algo distinto. Puede que su estilo resulte “de temporada”, como un detalle extravagante que un día será icónico y al siguiente, una rareza, pero hoy disfruto usar un dispositivo con tanta personalidad.
La pantalla es otro de sus puntos fuertes: el brillo y el recubrimiento antirreflejos mejorado hacen que puedas usarlo al aire libre sin ningún problema. Los colores se ven intensos, el contraste es excelente y la nitidez impresiona tanto a la hora de trabajar como de disfrutar contenido multimedia. El sonido también acompaña; los parlantes son potentes, con una claridad notable para llamadas, música o podcasts.
En autonomía, el salto se agradece. El dispositivo cumple de sobra para un día entero de trabajo intenso, grabaciones, videollamadas y edición de imágenes, y aún sobra carga. Superar las treinta horas en uso moderado le da una ventaja real frente a muchos competidores.

Pero el gran cambio —y el más polémico— está en la interfaz Liquid Glass. De entrada, cautiva con su profundidad y reflejos: parece una vitrina brillante y futurista. Sin embargo, la impresión va cambiando con el uso: los iconos pierden definición, los colores se apagan y la identificación rápida de las apps se vuelve menos intuitiva. Echo de menos la sencillez y claridad tradicionales.
La personalización actual no permite desactivar el efecto ni volver atrás, apenas ofrece un ajuste leve que atenúa el brillo, y eso limita mucho la experiencia para quienes priorizamos la rapidez visual y la usabilidad. El equilibrio entre innovación estética y funcionalidad práctica aún no se alcanza del todo.

Quienes usamos el teléfono como herramienta principal —para trabajar, crear y comunicarnos— valoramos la potencia, la autonomía y la robustez, pero necesitamos una interfaz ágil y cómoda. Este modelo cumple con creces en lo técnico, innova con el diseño y la cámara, y apuesta por diferenciarse en color, aunque deja tarea pendiente en la personalización visual.
El iPhone 17 Pro Max es potente, original y rompedor. Satisface a quienes buscan rendimiento y distinción, y desafía con su nueva interfaz, que seguramente seguirá evolucionando tras el feedback de usuarios. Es un teléfono que abre debates, genera tendencia y reafirma a Apple como referente, aunque —como toda apuesta audaz— será el uso diario el que determine si su nueva estética conquista o divide a largo plazo.