La Unión Europea ratificó su decisión de poner fin a las importaciones de petróleo ruso para 2028
Dan Jorgensen, responsable de energía del Ejecutivo comunitario, defendió la postura del bloque y remarcó la urgencia de limitar el margen de maniobra de Moscú en la provisión de recursos
La prioridad, explicó el funcionario, es impedir que los recursos energéticos europeos continúen financiando, aunque sea indirectamente, la maquinaria bélica rusa. Este objetivo resulta esencial para la seguridad y coherencia política del bloque.
El conflicto en Ucrania y la reacción mundial ante la participación de Moscú colocaron en primer plano la dependencia europea de la energía rusa. Un funcionario de la Casa Blanca pidió a los líderes europeos detener la compra de crudo ruso, sin fijar fecha concreta. Paralelamente, la Unión Europea negocia una legislación vinculante que establece el corte progresivo de importaciones de petróleo y gas ruso, con fecha límite al 1 de enero de 2028.
Los ingresos por exportaciones energéticas rusas siguen siendo un pilar clave para la economía de ese país. Europa proyecta reducir su compra de gas ruso hasta el 13% de su demanda total este año, un descenso relevante desde el 45% previo a la invasión a Ucrania en 2022, según datos oficiales europeos.
Sin embargo, naciones como Hungría y Eslovaquia continúan importando crudo y gas ruso por el oleoducto Druzhba, con envíos diarios estimados entre 200.000 y 250.000 barriles, equivalentes aproximadamente al 3% de la demanda total de petróleo del bloque, reveló Reuters.
Esta resistencia se justifica en el temor a alzas de precios y riesgo de desabastecimiento energético. Eslovaquia destaca la importancia de contar con fuentes confiables, independientemente de su procedencia, y su primer ministro ha evitado referirse a presiones estadounidenses.
Jorgensen indicó que existen conversaciones directas para escuchar sus preocupaciones, pero el proceso de salida no depende solo de su apoyo. El funcionario evitó precisar si la Comisión Europea ofrecerá incentivos económicos o garantías legales adicionales a estos países para asegurar su adhesión.

Además, se contemplan medidas específicas para rutas como el gasoducto TurkStream, que conecta Rusia y Turquía y posteriormente abastece a Bulgaria. La regla general será presumir que el gas que ingresa por ese sistema es de origen ruso y no estrictamente de tránsito.

Entre los ejes del plan, la Unión Europea fija diferentes fechas para cortar la importación de gas ruso: se prohibirán nuevos contratos desde enero de 2026, los acuerdos de corto plazo cesarán en junio del mismo año. El objetivo es completar el divorcio energético con Rusia tras décadas de dependencia y como respuesta concreta a la invasión de Ucrania.
La estrategia europea suscita un debate sobre la viabilidad de los nuevos acuerdos, especialmente con Estados Unidos. Se espera la entrada en vigor de un convenio comercial energético que prevé compras de hasta USD 250.000 millones anuales en energía estadounidense.
Argumentan que la capacidad de la UE de controlar las importaciones de empresas privadas es limitada. Ante este panorama, Jorgensen se reunirá en Bruselas con el secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright, para buscar soluciones que faciliten el cumplimiento del pacto y evaluar alternativas como la centralización de la demanda europea de gas para compras coordinadas.