La Unión Europea destinó 50 millones de euros en ayuda a Gaza ante la “catastrófica situación humanitaria”
Con este nuevo desembolso, la Comisión Europea eleva a 220 millones la financiación para Gaza y Cisjordania, superando los 550 millones desde 2023
En un comunicado, la Comisión Europea señaló que este apoyo se produce tras la confirmación de la primera hambruna en Gaza y el desplazamiento masivo y forzado de la población a causa de la nueva ofensiva israelí sobre la ciudad de Gaza.
“La hambruna es una realidad en Gaza y la situación humanitaria es intolerable. (...) Pero la financiación por sí sola no es suficiente. Es necesario proteger a la población civil, garantizar el acceso humanitario y respetar el derecho internacional humanitario por todas las partes”, dijo la comisaria europea de Gestión de Crisis, Hadja Lahbib.
Dado que la Unión Europea no cuenta con presencia directa en la zona, la asistencia se distribuirá a través de agencias humanitarias asociadas, responsables de hacer llegar la ayuda a las comunidades más vulnerables en Gaza. Sin embargo, la ayuda apenas alcanza a la población debido a las restricciones impuestas por Israel al ingreso de alimentos y suministros.

Respecto a Cisjordania, Bruselas denunció el desplazamiento forzoso continuado, las severas restricciones de movimiento y la violencia ejercida por colonos, factores que generan “graves necesidades humanitarias en materia de protección, refugio y acceso a los servicios básicos”.
El pasado 10 de julio, el bloque europeo alcanzó un acuerdo con las autoridades israelíes para que adoptaran medidas que faciliten la mejora de la situación en la Franja y garanticen la entrega de ayuda humanitaria “a gran escala”, tras las gestiones de la Alta Representante de la UE, Kaja Kallas, con el gobierno de Benjamin Netanyahu.
Sin embargo, el Clasificador Integrado de la Seguridad Alimentaria (CIF) estima que 1,6 millones de gazatíes padecen hambre; de ellos, una tercera parte —más de medio millón— sufre una privación extrema de alimentos, mientras que el resto de la población enfrenta una situación de “crisis alimentaria”.
Desde hace unos siete meses, Israel impide la entrada masiva de ayuda humanitaria a través de los camiones de la ONU —argumentando que Hamás se beneficia de estos suministros— y ha impuesto un sistema de distribución en complejos militarizados, en su mayoría ubicados en el sur del enclave, lo que obliga a la población a desplazarse hasta ellos para poder acceder a comida.


