La increíble historia del “piloto fantasma de Ferrari”: el misterio de seis años que enloqueció a la Policía
El
hombre, de 51 años, fue apresado el fin de semana por conducir un
Dallara GP2/08 de competición pintado como una Ferrari de Fórmula 1, con
un guiño a Michael Schumacher
Infobae
Durante seis años, un hombre de 51 años desafió a las autoridades de la República Checa al conducir un Dallara GP2/08 de competición, decorado con los colores y logotipos de Ferrari,
por carreteras abiertas al tráfico. La policía puso fin a esta
persecución el domingo 7 de septiembre de 2025, cuando logró detener al
conocido como el “piloto fantasma de Ferrari” en el municipio de
Buk, a unos 60 kilómetros de Praga. El arresto, que se produjo tras una
operación coordinada y la colaboración de varios testigos, marcó el
cierre de una de las investigaciones más singulares y mediáticas de la
región.
El
operativo que permitió la captura del conductor se activó después de que
varios ciudadanos alertaran sobre la presencia del monoplaza en la
autopista D4, cerca de Dobris. Los testigos no solo notificaron a las
fuerzas de seguridad, sino que también difundieron vídeos en los que se
veía al vehículo en una estación de servicio. Gracias a estas imágenes y
a las llamadas recibidas, las patrullas de la zona, apoyadas por un
helicóptero, localizaron el coche en cuestión de minutos y lo siguieron
hasta una propiedad privada, donde finalmente interceptaron al
sospechoso.
Durante
el arresto, el hombre intentó oponerse alegando que la policía estaba
violando una propiedad privada, y posteriormente se negó a declarar en
comisaría. Las pruebas de alcoholemia y drogas realizadas resultaron
negativas, según confirmaron las autoridades a Marca.
El
vehículo protagonista de esta historia es un Dallara GP2/08, un coche de
competición diseñado para la antigua categoría GP2, que nunca contó con autorización para circular en vías públicas.
El monoplaza estaba pintado con los icónicos colores rojos y los
logotipos de Ferrari, e incluía la publicidad clásica que lucía el
equipo durante la época de Michael Schumacher. Esta decoración
llevó a muchos espectadores a confundirlo con un auténtico Fórmula 1, lo
que contribuyó a la viralidad de los vídeos y a la notoriedad del caso
en redes sociales.
La estación de servicio en la que recargó combustible (captura de pantalla de TrackZone en Youtube)
La
persecución policial se remonta a 2019, cuando comenzaron a circular
los primeros vídeos del “piloto fantasma de Ferrari” conduciendo a gran
velocidad por las inmediaciones de Praga. Durante años, la identidad
del conductor permaneció oculta, ya que siempre llevaba casco y
vestimenta de piloto, lo que dificultó su identificación. A pesar de
que el coche fue visto en numerosas ocasiones, las autoridades no
lograron reunir pruebas concluyentes hasta el reciente operativo, que se
benefició de la colaboración ciudadana y de la difusión de imágenes en
redes sociales.
Un
elemento clave en la propagación de las acciones del conductor fue la
participación de su hijo, quien, según la investigación policial,
colaboró en la grabación y difusión de los videos. Ambos utilizaban el
canal de YouTubeTrackZone para compartir imágenes de las
incursiones del monoplaza por carreteras públicas, lo que amplificó el
alcance del caso y atrajo la atención de medios y aficionados al
automovilismo.
Tras
la detención, el hombre quedó a disposición de la Justicia y enfrenta
sanciones administrativas que incluyen la posible retirada de su permiso
de conducir y multas que podrían ascender a varios miles de euros.
Además, las autoridades mantienen el vehículo confiscado mientras se
determina la sanción definitiva y se investiga si existen fundamentos
legales para imputarle responsabilidad penal por poner en peligro la
seguridad vial.
El
caso ha generado un debate social en la República Checa sobre los
riesgos asociados a la circulación de vehículos de competición en
entornos urbanos y la influencia de las redes sociales en la replicación
de conductas peligrosas.
El
desenlace de este proceso podría influir en la manera en que las
autoridades aborden futuras infracciones relacionadas con la exhibición
de vehículos de competición en espacios públicos y la búsqueda de
notoriedad en plataformas digitales.