Este Independiente no se despierta con nada

El Rojo empató 1 a 1 ante San Lorenzo y sigue sin ganar en el campeonato. Ni la presencia de Quinteros motivó al plantel.

Lautaro Androszczuk

TyC
El peor equipo del campeonato lo hizo de nuevo. Otra vez superó todo lo posible y logra ser inferior al que se le ponga enfrente. No importa si enfrente hay un club limitado con un plantel corto, un rival que pelea el descenso o hasta uno sin dirigentes. Lo increíble se hace real con los jugadores que al igual que la comisión directiva, llevan la desidia como bandera. Independiente apenas empató con San Lorenzo en Avellaneda y sigue profundizando su preocupante crisis futbolística.

Ni la atenta mirada de Gustavo Quinteros, el flamante entrenador que debutará en el clásico de Avellaneda, logró inyectar algo de sangre en un rejunte de jugadores abúlicos. Qué duro será el trabajo para el el director técnico que pretenderá encontrar respuestas en los apellidos que hoy ubican a Independiente en el último puesto. Porque ya no sólo no le gana a nadie ahora tampoco lo intenta. Completó 90 minutos sin patear al arco. Una estadística que expone a todos.

Intento forzarme para tratar de señalar algo positivo del partido del Rojo. O al menos algo negativo que se salga de algo que ya se hizo habitual en este semestre: una defensa que se regala hasta con rivales que no los atacan, un mediocampo que no sabe ni para que quiere tener la pelota y un ataque nulo.

Solo queda esperar el milagro de tratar de revivir a un equipo que no muestra ni los mínimos signos vitales. Apenas once camisetas rojas que trotan alrededor de la propuesta del oponente. Si lo atacan seguro que sufre y si lo esperan aburre. Solo la inexplicable pasión que se sienten por unos colores hacen que el hincha pueda esperar una reacción de un plantel que no levantó las piernas ni después de la evidente injusticia que sufrió por parte de la Conmebol. Parece que nada los motiva, nada los enoja, nada los despierta.

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El peor plantel del fútbol nacional demuestra estar a la altura de su ridícula dirigencia y juntos están dañando a Independiente. En una semana se juega el clásico y aunque tal vez este plantel no lo comprenda, ese partido tiene un componente sanguíneo y sentimental muy fuerte. Sería intolerable ver otra función apática de estos jugadores que se achican tanto que la camiseta les queda cada vez más grande.