Líbano repudió la “injerencia flagrante” del régimen de Irán por sus críticas al plan para desarmar al grupo terrorista Hezbollah
Beirut presentó una protesta formal tras las declaraciones de Ali Akbar Velayati, asesor del líder supremo iraní, contra la estrategia respaldada por Estados Unidos para retirar el arsenal de milicias no estatales antes de fin de año
La crisis diplomática surge en el marco del debate interno sobre el plan para desarmar al grupo terrorista Hezbollah, una de las fuerzas más poderosas dentro de la política y la seguridad libanesa. Las autoridades llevan meses desarrollando, con el apoyo de Estados Unidos, una estrategia destinada a reducir la presencia armada de actores no estatales en todo el territorio nacional, con la finalidad de consolidar el alto el fuego con Israel vigente desde finales del año pasado, después de meses de enfrentamientos vinculados a la guerra en Gaza.

El martes pasado, el Gabinete libanés aprobó encargar al ejército la elaboración de un plan que garantice que solo las instituciones del Estado posean armas al finalizar el año en curso. El objetivo, de acuerdo con el ministro de Información Paul Morcos, es poner fin de manera progresiva a la “presencia armada de todos los actores no estatales, incluido Hezbollah, en todo el territorio libanés”. La hoja de ruta incluye también la retirada de las fuerzas israelíes del sur del país, el cese de los ataques aéreos y la liberación de prisioneros libaneses en Israel, además de la demarcación de la frontera pendiente entre ambos países.
La votación no estuvo exenta de tensiones. Ministros chiítas, entre ellos miembros del bloque parlamentario de Hezbollah y del partido aliado Amal, además del parlamentario independiente Fadi Makki, se retiraron antes de la decisión como muestra de rechazo a la propuesta, mientras el grupo paramilitar reiteró su negativa a entregar su arsenal. Makki afirmó en la red social X que no podía “asumir la responsabilidad de tomar una decisión tan significativa en ausencia de un componente clave de la discusión”.
En abril, el Ministerio de Exteriores ya había convocado al embajador iraní Mojtaba Amani para requerir explicaciones tras calificar el diplomático en la red social X el plan de desarme como un “complot contra algunos Estados”, sin mencionar de manera explícita a Hezbollah. La posición de Teherán se reafirmó este sábado por boca de Velayati, quien manifestó su “firme oposición” al desarme e indicó que “Irán siempre ha apoyado al pueblo y la resistencia del Líbano y continúa haciéndolo”.

La situación interna se ha visto agravada por la retirada parcial del Gabinete en plena negociación y por la persistente inseguridad en la frontera sur. Mientras el Consejo de Ministros discutía el plan, un ataque israelí sobre la carretera que conecta el principal cruce frontera de Líbano con Siria causó la muerte de cinco personas y dejó diez heridos, según datos del Ministerio de Salud libanés. Israel aún no ha emitido una declaración oficial sobre el incidente.
En el plano internacional, el congresista estadounidense Darrell Issa visitó Beirut y aseguró que Washington presionará a Israel para que se retire del sur de Líbano si el ejército libanés asume el control de toda la nación. “Presionaremos fuertemente” para que la retirada se produzca a cambio de que las Fuerzas Armadas Libanesas demuestren su capacidad para controlar el territorio, declaró tras reunirse con el presidente Joseph Aoun.
En paralelo, la misión de paz de la ONU en Líbano informó sobre el hallazgo de una “vasta red de túneles fortificados”, junto a búnkeres, sistemas de artillería, lanzacohetes y minas antitanque en el sur del país, aunque sin atribuir estos arsenales a un grupo específico.
El futuro de Hezbollah y su arsenal sigue en el centro del debate político en Líbano, mientras las presiones internas y externas se incrementan y los incidentes armados continúan tensionando la frágil pausa en la frontera sur.