Independiente volvió a dar pena

El Rojo volvió a jugar muy mal, un equipo con jugadores vacíos y sin reacción. El semestre pasado quedó pisado con un presente horrendo.

Lautaro Androszczuk
TyC
La durísima derrota de Independiente ante Belgrano
hace cada vez más difícil sostener la búsqueda de algún atisbo de lo que fue hace menos de tres meses. El equipo no tiene respuesta en un comienzo de terror: tres derrotas y un empate. El segundo semestre recién empieza y ya perdió uno de sus objetivos dando pena ante un rival del que no se podrá decir que se reforzó mejor ¿No?

Realmente parece que no quedó nada. El juego asociado, la voracidad en el ataque y la precisión en defensa se esfumaron. El Rojo que conocimos es apenas un recuerdo que provoca más nostalgia que entusiasmo. Uno de los objetivos lo tiró a la basura con una continuidad de todo lo malo que se viene viendo desde el partido ante Sarmiento. Ni una sombra de lo que fue. Nada.

Bastaron apenas cinco partidos para romper todo. El equipo se vació de todo lo bueno que tenia y no tiene ni 10 minutos buenos para rescatar. Se siente tan derrotado desde el inicio que comenzó perdiendo todos los partidos que jugó en este semestre. Decirle pálido y apático casi que seria elogiar a los dirigidos por Julio Vaccari, que no le encuentra la vuelta. Los cuatro cambios juntos delatan el total desconcierto.

Belgrano lo superó merecidamente y eso por sí sólo lo califica. Cada uno de los rivales que llevaron a Independiente a este pésimo momento son un atenuante imposible de esquivar. Sarmiento, Talleres, Gimnasia y Belgrano lo empujaron varios escalones abajo de donde se encontraba. Casi la escalera completa si somos sinceros.

Hoy Independiente es un equipo apagado, sin reacción y derrotado. Por eso, más allá de los dirigentes o el entrenador, se espera una respuesta desde adentro. Que el grupo de jugadores salga a poner la cara y la valentía a la hora de los partidos. Despierten de la siesta que el sueño ya se convirtió en una pesadilla. No importa si llega otro central o el ansiado 9 para saber qué siente jugar con un centrodelantero. Salgan a jugar, meter y correr antes que no se puede regalar más puntos y objetivos.

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