Cómo Kim Ju-ae pasó de la mano de su padre a la primera fila del poder en Corea del Norte

Imágenes oficiales, sellos y honores reservados al mando han instalado a la hija del líder de Pyongyang como posible heredera

El salto a la escena fue calculado. La primera aparición pública de la niña ocurrió en la prueba de un Hwasong-17, el ICBM más grande del país. La KCNA difundió fotos de ambos, mano con mano, ante el proyectil.

El líder coreano Kim Jong
El líder coreano Kim Jong Un (centro) y su hija (centro izquierda) posan con soldados para una foto, frente a lo que se dice un misil balístico intercontinental Hwasong-17, en un lugar no identificado en Corea del Norte (Agencia Central de Noticias de Corea/Servicio de Noticias de Corea vía AP).

Desde entonces, los medios estatales han ido ajustando el encuadre. Primero, ella detrás del padre y junto a su madre, Ri Sol-ju; después, en la misma línea que el líder; más tarde, en el centro de las imágenes. La secuencia coincide con el uso de honoríficos cada vez más cargados: de “amada hija” a “respetada hija” y, en marzo de 2024, a “gran persona de la guía” durante la inauguración del macrocomplejo de invernaderos de Kangdong, un proyecto que el régimen presentó como símbolo de autosuficiencia.

En los sellos también apareció su imagen. En febrero de 2023, la Corporación de Sellos de Corea lanzó estampillas con imágenes del líder y su hija en el sitio del ICBM, una forma clásica de canonización política en el Norte.

En estos casi tres años, la niña ha aparecido en desfiles militares, fábricas de armamento y actos de propaganda. En mayo de 2024 estuvo en la inauguración de una nueva avenida en Pyongyang; en 2025 hizo su debut diplomático, acompañando a su padre a la embajada rusa en la capital por el aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Son escenas que la exhiben como heredera ante los uniformes y ante visitantes extranjeros.

El líder norcoreano Kim Jong-un
El líder norcoreano Kim Jong-un y su hija Kim Ju-ae visitan el invernadero de Gangdong en Corea del Norte (Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA) vía REUTERS)

Analistas en Seúl piden cautela: la opacidad norcoreana no permite conclusiones tajantes. Pero el patrón es consistente con lo que la dinastía de los Kim ha hecho durante 75 años: preparar a su relevo bajo la liturgia del “linaje del Paektu”, la idea de que el poder emana de la sangre de la familia vinculada al monte sagrado. En la cosmovisión oficial, ese relato legitima la continuidad dinástica en un Estado que se proclama socialista.

Ese relato convive con un hecho político: Corea del Norte es un sistema profundamente patriarcal. Cuando la niña apareció por primera vez, varias voces recordaron que el país nunca ha sido gobernado por una mujer. Otras, sin embargo, señalaron que el género no sería un impedimento absoluto si la prioridad del régimen es asegurar la sucesión dinástica.

En enero de 2024, la agencia Associated Press resumió el nuevo consenso en los servicios surcoreanos: “la joven hija del líder es vista como la heredera probable”. La frase cristalizó una hipótesis que había ido ganando fuerza a medida que su presencia eclipsaba, al menos en la puesta en escena, a su madre y a su tía, Kim Yo-jong, quien durante años fue considerada la alternativa más visible en caso de emergencia sucesoria.

La ministra de Cultura rusa,
La ministra de Cultura rusa, Olga Lyubimova, camina junto al líder norcoreano Kim Jong Un y su hija, Kim Ju Ae, mientras asisten a un espectáculo en Pyongyang, Corea del Norte, el 29 de junio de 2025 (KCNA vía REUTERS)

¿Por qué ahora? En la propaganda, el arsenal nuclear es presentado como la herencia que Kim entregará a la “siguiente generación”. Que la hija aparezca junto a misiles y mandos castrenses proyecta continuidad y transmite a los generales que deben empezar a reconocerla. En 2023 y 2024, su agenda estuvo fuertemente militarizada, lo que replica el camino que siguió el propio Kim Jong-un cuando fue ungido heredero en tiempos de su padre.

Hay, además, una dimensión externa. Al acuñar su figura en público desde tan temprano, Pyongyang emite un mensaje a Washington y Seúl: el régimen no tiene prisa. “Nosotros tenemos todo el tiempo del mundo, mientras ustedes están atados por límites de mandato de cuatro o cinco años”, dijo el académico Sung-Yoon Lee, autor de un libro sobre Kim Yo-jong, al New York Times.

La campaña tiene otros códigos. La evolución del vestuario —abrigos de cuero, trajes de dos piezas— y de los modales —aplausos medidos, saludos ensayados— forma parte del guion. “La niña que apareció primero como una curiosidad familiar es ahora una figura pulida, ensayada, tejida en la historia de poder dinástico”, dijo Donald Southerton, especialista en cultura coreana, al New York Times.

Kim Jong Un, en el
Kim Jong Un, en el centro, junto a su esposa Ri Sol Ju y su hija, visita la zona turística de Wonsan-Kalma en Corea del Norte el martes 24 de junio de 2025 (Agencia Central de Noticias de Corea/Servicio de Noticias de Corea vía AP)

Para Cheong Seong-chang, del Instituto Sejong, el líder está intentando convertir en hecho consumado la aceptación de su hija: “En un país donde no están listos para una dirigente, Kim Jong-un está volviendo su estatus de sucesora un hecho inevitable a fuerza de exponerla una y otra vez en los medios estatales”, afirmó, también en declaraciones al New York Times.

Hay, sin embargo, incógnitas que la propia propaganda deja abiertas. Se cree que Kim tiene más hijos, quizá un varón; el régimen nunca lo ha confirmado. Y la propia edad de la niña, estimada en torno a los 12 años, impone horizontes largos: la consolidación de su autoridad exigiría años de aprendizaje, cooptación del estamento militar y una coreografía de lealtades que, por ahora, solo puede simularse.

El contexto familiar también pesa. Kim Jong-un tiene antecedentes de salud que preocupan en Seúl: exceso de peso, tabaquismo intenso y posible hipertensión. En 2023, legisladores surcoreanos citados por Reuters dijeron que un análisis con inteligencia artificial lo situaba por encima de 140 kilos; en 2024, el Servicio Nacional de Inteligencia de Corea del Sur informó que sus funcionarios buscaban en el extranjero medicación para tratar problemas asociados a la obesidad. Ese telón de fondo hace razonable —dicen los analistas— iniciar la transición simbólica sin esperar sobresaltos.

El líder norcoreano Kim Jong
El líder norcoreano Kim Jong Un y su hija Kim Ju Ae asisten a una ceremonia para celebrar la finalización de la Zona Turística Costera Wonsan Kalma, en Wonsan, Corea del Norte, el 24 de junio de 2025 (KCNA vía REUTERS)

El régimen aprendió de su propia historia: Kim Jong-il no reveló a tiempo a su sucesor y solo tras su ictus de 2008 se activó la promoción del actual líder, lo que abrió un periodo de dudas que Kim Jong-un cortó a sangre y fuego: con la ejecución de su tío Jang Song-thaek en 2013 y la eliminación de su medio hermano en Malasia en 2017, consolidó su autoridad sin contrapesos.

También cambió el terreno. Desde 2022, el Corea del Norte ha probado misiles de alcance intercontinental, ha estrechado lazos militares con Rusia y ha hecho de su programa nuclear un atributo intocable. Presentar a la hija en ese marco no solo normaliza su presencia ante los uniformes, además, envuelve su figura en la mística de la “defensa de la patria” y del “linaje del Paektu”, claves de la narrativa de legitimidad del régimen.

No todos creen que el guion desembocará en una mujer al frente del Estado. “Podría ser un señuelo, una herramienta para suavizar la imagen del padre o para domesticar a las élites”, sostienen algunos expertos. Otros apuntan a una pugna futura con su tía Kim Yo-jong, la figura femenina más poderosa del país desde hace una década. Sea cual sea el desenlace, el régimen ya logró algo: que el mundo pronuncie un nombre —o al menos un apodo— y que los suyos se acostumbren a verla en el estrado. 

Entradas populares