ATLÉTICO 1 - ELCHE 1 / Drama en agosto
Un Elche recién ascendido empata en el campo de un Atleti que horrorizó una parte y luchó sin premio, ni demasiado peligro, otra. Sorloth y Mir, autores de los goles.
Se presentó el Elche en su campo como prometía: valiente y con Dituro jugando a 40 metros de su portería para crear superioridades en la salida de balón. No sufría el Atleti, sin embargo. Presionando muy arriba, sin miedo a ir uno contra uno, verticalísimo. Bailaba alrededor de ese futbolista que parece jugar como con un foco encima: Almada. Cada decisión que toma siempre es acertada. En el 8’ enlazó un saque de banda de Ruggeri con Hancko, que se sacó de la bota un pase milimétrico a la carrera de un Sorloth que, cuando no piensa, es pólvora. El quinto cambio de Simeone en la derrota de Cornellà le daba el 1-0 en el estreno de la Liga en casa. El sky ribbon que ahora corona la cúpula del Metropolitano gritaba GOOOL, en mayúsculas. Pero la tranquilidad hace tiempo que no dura mucho en la casa del Cholo. Siete minutos más tarde quienes celebraban eran los 500 aficionados del Elche.
Y eso que, antes, pudo Sorloth hacer el 2-0 tras una jugada de fantasía entre Julián y Almada, que se encuentran de memoria. El primero centró y el segundo le entregó al noruego el balón entre las piernas de un rival. Pero Sorloth se encontraba ahora con que el Elche tenía portero, un Dituro que antes se había quedado a media salida y que repelía su chut cruzado. En la jugada que siguió Germán Valera, Álvaro y Mir tumbaron al Atleti con una contra de libro. El primero, un ex que brilló en la vuelta a casa desde el carril zurdo, cambió la orientación del juego, el segundo controló y centró y el tercero ejecutó. El Atlético que había brillado hacía un rato se encaminaba al horror, los nervios, la inoperancia.
Su partido denso y espeso, como el calor de la tarde que se iba marchando más allá del sky ribbon. La efervescencia con la que había salido ya era apatía. Su único juego, balonazos de Oblak a Sorloth y que el gigante de 1,95 dejara de comportarse como un guisante en el área. Su envergadura nunca volvió a imponerse, incapaz de ganar un duelo aéreo. 355 millones después el plan ante un recién ascendido era esperarle un error para arañar una contra. A Julián Alvarez le apagaba Affengruber, de Cardoso y Barrios no había noticias y la banda derecha es un pozo sin fútbol. Llorente es potencia sin tino y Giuliano corre mucho pero le falta pausa. Solo Almada y Hancko escapaban de la planicie insoportable en la que se había convertido el equipo del Cholo. El primero porque se mueve como una guindilla, con ojo, desparpajo y arrancando aplausos a cada giro. El segundo, porque no solo es duro atrás, es que mira al área y rompe líneas.
La segunda parte comenzó en el mismo punto: el Elche conforme con el 1-1 mientras el Atleti se dedicaba a desperdiciar cada córner (10) que tenía. Hancko era, casi, la mayor amenaza del Cholo en un ataque en el que Julián debía ir a por la pelota al inframundo. Claro, cuando llegaba al área, lo hacía sin aliento ni puntería. Cardoso no solo seguía desparecido: ahora aprovechaba los parones en el juego para estirar, como si algún músculo le molestara.
Se iba el pivote con Almada y Sorloth en un triple cambio. Simeone introducía a Grizi, Raspadori y Gallagher en el partido para que nada cambiara, aunque lo intentaran. Era como quien trata de arañar con las uñas mordidas. El Elche siguió jugando a que pasara el tiempo, replegadito y sin agobios, y el Atleti siguió empantanado en su nada.
Los últimos cambios del Cholo fueron Galán y Nahuel, sin pitos, porque en realidad tampoco había en su banco más. Un tiro lejano de Gallagher al ver a Dituro adelantado y otro fuera de Llorente cuando Barrios le había dejado ante el portero fueron su único peligro. No demasiado. A la espalda del Cholo ya pesa esa mochila sin victoria. Retrotraído el Atleti a tiempos de Manzano, con solo ese punto en dos jornadas.