Arqueólogos egipcios hallaron una ciudad sumergida de más de 2.000 años con templos y estatuas intactas
Los descubrimientos bajo el Mediterráneo revelaron un alto nivel de planificación urbana y economía
Los arqueólogos creen que se trata de una extensión de la antigua ciudad de Canopo, famosa en la época ptolemaica y romana por su riqueza y sus excesos. La ciudad quedó sumergida bajo las aguas por terremotos y el ascenso progresivo del nivel del mar entre los siglos III y VIII d.C., al igual que el cercano puerto de Heracleion, consolidando el sitio como uno de los hallazgos subacuáticos más relevantes del Mediterráneo.

Canopo fue un centro del culto al dios Serapis y descrita por el filósofo romano Séneca como un “enclave de lujo y vicio”, aunque reconocía también que “nada impedía llevar allí una vida sobria”. Serapis, divinidad creada por Ptolomeo I, buscaba unir culturalmente a griegos y egipcios y se convirtió en patrón de Alejandría, expandiendo su culto por todo el Mediterráneo.
La extracción de las reliquias combinó el trabajo de buzos y grúas, que envolvieron las piezas en arneses, retiraron sedimentos y aseguraron que las estatuas emergieran intactas. Los hallazgos incluyen una estatua decapitada de época ptolemaica y la base de otra perteneciente a un noble romano.
Entre los descubrimientos también se destacan templos de piedra caliza, viviendas privadas, talleres artesanales y depósitos tallados en la roca para agua potable, junto con estanques para la cría de peces, que revelan un alto nivel de planificación urbana y economía.

También se hallaron estatuas de figuras reales y esfinges prerromanas, incluyendo un ejemplar con el cartucho de Ramsés II, uno de los faraones más célebres del Antiguo Egipto.
Además, encontraron un barco mercante, anclas de piedra y una grúa portuaria en el sitio de un muelle de 125 metros, que se utilizó como puerto para embarcaciones pequeñas durante las épocas romana y bizantina.
Alejandría conserva hoy ese legado, pero también enfrenta la amenaza del mar. La ciudad se hunde más de tres milímetros al año por el asentamiento natural del delta del Nilo y la sobreexplotación de acuíferos.
El aumento global del nivel del mar podría acelerar la crisis: la ONU advierte que, incluso en el escenario más optimista, un tercio de la ciudad estará sumergido o inhabitable en 2050, desplazando a cientos de miles de personas y poniendo en riesgo barrios históricos.