Ahmed al Shara, ex yihadista y actual presidente de Siria: “Soy la mayor víctima del Estado Islámico”

El mandatario se ha distanciado nuevamente del grupo terrorista y ahora asegura que “todas las ideologías nacionalistas e islamistas han fracasado en la región”

Al Shara ha afirmado durante un encuentro con la prensa que “miles” de miembros de su grupo murieron en combates en Siria contra Estado Islámico --responsable de atrocidades y crímenes de guerra durante su ‘califato’ y que aún perpetra atentados en la región-- y se ha distanciado nuevamente del grupo yihadista, antes de resaltar que “todas las ideologías nacionalistas e islamistas han fracasado en la región”.

Así, ha recalcado que tampoco mantiene lazos con la organización islamista Hermanos Musulmanes y ha defendido que su desplazamiento a Irak para combatir a las tropas estadounidenses durante la invasión de este país en el seno de Al Qaeda en Irak (AQI), germen de Estado Islámico, se enmarcó en una lucha contra la “ocupación” de dicho país.

“Fuimos a Irak a combatir la ocupación estadounidense, contra la que luchaban todos los iraquíes, pero lo raro es que los iraquíes terminaron siendo muyahidín y nosotros, que hicimos lo mismo, fuimos considerados terroristas”, ha apuntado, según el diario kuwaití ‘An Nahar’.

Por ello, ha insistido en que “Siria se construye sobre la tolerancia, no sobre la venganza, ya sea a nivel interno o contra las fuerzas que interfirieron en los asuntos sirios”, al tiempo que ha rechazado nuevamente cualquier esfuerzo de “partición” del país.

Las FDI en el lado
Las FDI en el lado sirio del Monte Hermón tras ocuparlo después de la caída del régimen de Bashar al Assad POLITICA ISRAEL DEFENSE FORCES

“Las crisis y las guerras son la opción fácil, pero destruyen países y no resuelven nada”, ha señalado al Shara, conocido popularmente por su nombre de guerra, Abú Mohamed al Golani, quien ha señalado que los llamamientos a una secesión “no serán más que sueños” e insistir en que un acuerdo con los kurdos o los drusos en Sueida “sólo es posible en el marco de la unidad” siria.

“La solución no es militar, sino que pasa por enfriar la situación para preparar el final (del problema) a través de un acuerdo mutuo y en el marco de la unidad del territorio sirio”, ha dicho Al Shara, antes de ahondar en que “todas las soluciones, salvo una secesión, pueden ser discutidas en la mesa de negociaciones”.

Por otra parte, ha explicado que un acuerdo con Israel para la normalización de relaciones no está cerca, debido a que las tropas israelíes mantienen ocupado parte de Siria, en medio del aumento de los ataques israelíes contra el país y la continuada ocupación de nuevos territorios tomados a raíz de la caída de Al Assad.

En este sentido, ha hecho hincapié en que los países que se sumaron en 2020 a los ‘Acuerdos de Abraham’ --Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Marruecos y Sudán-- no están ocupados por Israel y ha argüido que la relación con Israel pasa por la devolución de los Altos del Golán, lo que abriría la puerta a un acuerdo de paz “permanente”.

Al Golani, nacido en 1982 en Arabia Saudí, se unió a AQI, precursor de Estado Islámico en Irak --posteriormente Estado Islámico en Irak y Siria-- tras la invasión estadounidense de 2003, llegando a estar encarcelado en 2005 en una de las bases de Estados Unidos en el país asiático, donde conoció al posterior líder del grupo yihadista Abú Bakr al Baghdadi.

Tras su liberación, Al Baghdadi le envió a Siria para establecer el Frente al Nusra, que ganó un peso creciente en el marco de la guerra desatada en el país en 2011. Posteriormente, Al Golani rechazó los llamamientos del autoproclamado califa de Estado Islámico para que le jurara lealtad y se distanció del grupo, jurando lealtad a Al Qaeda, organización de la que el Frente al Nusra fue rama en Siria.

Sin embargo, en 2016 cortó también lazos con Al Qaeda, un año antes de cambiar el nombre al grupo por el de HTS, organización paraguas de numerosas facciones islamistas armadas que terminó por hacerse con una posición de dominio en la provincia de Idlib (noroeste), desde donde en diciembre de 2024 encabezó una ofensiva que derrocó al debilitado régimen de Al Assad.

A raíz del éxito de la ofensiva, fue nombrado presidente de transición, cargo desde el que ha intentado trasladar un mensaje de moderación para ganarse el respaldo de la comunidad internacional, con países como Estados Unidos retirando su designación de “terrorista” contra él para allanar los esfuerzos de reconstrucción de Siria, sumida en una grave crisis tras cerca de catorce años de conflicto.

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