La primera campeona polaca arrasa a la estadounidense Anisimova, que no puede contener las lágrimas: “Lo siento, me quedé sin gasolina”.
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Iga Swiatek, la reina de los roscos (83, seis dobles, en su carrera WTA), no tuvo piedad de Amanda Anisimova este sábado en la final de Wimbledon. La polaca peleaba por triunfar en la única superficie que le quedaba, porque había sido ya campeona cuatro veces en Roland Garros (tierra) y una en el US Open (dura). En hierba le había costado brillar. Hasta ahora. Y lo pagó la estadounidense, que se llevó el primer doble rosco (6-0 y 6-0 en 57 minutos) de la historia de las finales femeninas del major británico. La mayor paliza en Era Open databa de 1975, cuando Billie Jean King arrasó a la australiana Goolagong (6-0 y 6-1). La americana presenció en la grada como Swiatek le quitaba el récord. Solo había un precedente igual en Slams, el 6-0 y 6-0 de Steffi Graf a Natasha Zvereva en Roland Garros 1988. El último bagel en el partido por el título de mujeres en el All England Club se lo metió Garbiñe Muguruza a Venus Williams en 2017.
Iga, que asciende al tercer puesto del ranking, no dio opción a una compungida Anisimova, que no pudo contener las lágrimas, durante el encuentro, cuando se sintió completamente desbordada, y, sobre todo, después. “Lo siento, me quedé sin gasolina. Nunca voy a olvidar esta experiencia. No era el final que esperaba por todo lo que ha trabajado mi madre por mí”, dijo entre sollozos. La jugadora de origen ruso disputaba su primera final en un major y se llevó un correctivo tremendo, quizá injusto por los méritos que había hecho, entre ellos, eliminar a la número uno, Aryna Sabalenka, en las semifinales.
Una máquina
Pero enfrente tenía a una devoradora de rivales, que cuando está en forma, es letal. Y por fin le ha cogido el aire al césped. Es la primera campeona polaca de Wimbledon. Obtuvo su victoria 100 en Slams en su partido 200. Es la más rápida en conseguirla desde Serena Willimas en 2004 (116) y la más joven, con 24 años, en triunfar en las tres superficies desde Justine Henin, con 21 en 2003. No hay ninguna jugadora en activo que sea campeona en tierra, hierba y dura.
Swiatek estuvo, quizá, un tanto fría con su rival. “Enhorabuena por estas dos magníficas semanas. Da igual lo que haya pasado hoy, tienes que estar orgullosa. Espero que nos veamos en más finales, porque tienes tenis para estar en ellas”, le dijo. Después habló sobre sus sensaciones. “Me sentí cómoda durante todo el torneo. Me toca disfrutar del título y espero poder volver con estas sensaciones el año que viene. Nunca había soñado con esto, porque nunca pensé que llegaría aquí. Quiero agradecer el apoyo a mi equipo, porque creyeron más en mí de lo que lo hice yo misma”, reconoció la también ganadora de las WTA Finals, a quien solo le queda un gran trofeo por conquistar, el Open de Australia.