Mbappé, entre goles y dudas
Se cumple un año de la multitudinaria presentación del francés. Un primer curso brillante en lo individual pero sin grandes títulos colectivos.
Un primer curso repleto de goles pero al que le ha faltado el lustre de un gran título. Se estrenó con uno, la Supercopa de Europa, y también logró la Copa Intercontinental, con su gol en ambas finales. Los dos primeros trofeos en su plamarés como madridista. Pero la Liga y Champions, los que le hubieran llevado a darse en Cibeles otro baño de multitudes, se resistieron. A él se le echó de menos en noches decisivas, como la eliminatoria de Champions contra el Arsenal. Y una inoportuna gastroenteritis lo dejó casi inédito (apenas 135 minutos) en el reciente Mundial de Clubes. Un gran escenario que se quedó sin una de sus grandes estrellas.
Pichichi y Bota de Oro
Esta primera campaña deja sensaciones tibias, sin un gran partido con la que coronarla. Pero los números son contundentes. Incontestables. Mbappé ha marcado 44 goles. Una cifra con la que ha igualado su mejor marca, conseguida el año anterior con el PSG. El de Bondy ha hecho pleno en las siete competiciones que ha disputado el Madrid. Y acabó la Liga como Pichichi y Bota de Oro europea gracias a sus 31 goles en el campeonato. Ha sido el rey de los primeros goles: en 17 partidos fue Kylian quien abrió el marcador.

Su temporada, salpicada por cuatro lesiones, ha tenido dos partes diferenciadas, con el partido ante el Athletic en San Mamés, a principios de diciembre, como punto de inflexión. “Bilbao me hizo bien, porque toqué fondo. Me di cuenta que debía dar el máximo por esta camiseta, jugar con personalidad”, se sinceraba días después de aquel encuentro. Una noche aciaga en la que falló un penalti (el Madrid perdió 2-1) una semana después de haber marrado otra pena máxima trascendental en Anfield. Superado ese período de adaptación, Mbappé se desató. Llevaba 9 goles en 20 partidos. Luego marcó 35 dianas en los siguientes 39 encuentros. Un tanto cada 93 minutos.
Los partidos contra el Barcelona son un buen termómetro de lo que ha sido la temporada de Mbappé y la del Madrid. El equipo blanco sucumbió en los cuatros Clásicos. En el primero, en el Bernabéu, Mbappé fue víctima una y otra vez (y así, hasta ocho veces) de la magistral ejecución del fuera de juego del Barça de Flick. Los blancos tampoco pudieron con su eterno rival las otras tres veces que se vieron las caras, pero Mbappé sacó el martillo con el que acostumbra a castigar al Barça. Marcó en la final de la Supercopa de España, en la de la Copa del Rey y durante unos minutos avivó las esperanzas del alirón madridista con su a la postre inocuo hat-trick en Montjuïc.
Trepidante final de curso
Ese triplete en la montaña mágica llegó en pleno despliegue de artillería del francés. Había cogido carrerilla después de aquel clic que hizo después de San Mamés. Su primer hat-trick llegó en enero, al Valladolid. También le hizo tres al City en la vuelta en el Bernabéu. Al empezar mayo, con solo cinco jornadas de Liga por delante, el Pichichi era una quimera. Aún más la Bota de Oro. Su rush final, con nueve goles (entre ellos el triplete en Montjuïc), le permitió arrebatar el primer galardón a Lewandowski y el segundo a Gyökeres, aunque no fue suficiente para luchar por la Liga. Un título que habría endulzado un año arrollador en lo individual, pero decepcionante en lo colectivo. Así ha sido el Año Mbappé. Y lo mejor aún está por llegar.