Los centrales: el nuevo dolor de cabeza de Deco
Araújo y Christensen no quieren salir y han mandado un mensaje claro incorporándose antes al trabajo. El uruguayo lo hizo este miércoles; el danés ya lleva unos días.
La situación de Araújo ha cambiado en los últimos meses. Quiso salir de cualquier manera a la Juventus en enero, pero la lesión de Iñigo Martínez en la Supercopa y la insistencia de sus compañeros provocaron un cambio de opinión que terminó en una renovación con asterisco, ya que Deco incluyó una cláusula de 60 millones de euros para las dos primeras semanas de julio por si el charrúa volvía a cambiar de opinión. No ha sido así. Motivado por la idea de ser capitán si sale Ter Stegen, y dispuesto a demostrar que con una pretemporada completa (la que no hizo el año pasado) puede recuperar su mejor nivel, su plan es seguir por más que no parta en el once inicial imaginado por Flick.
Christensen lleva más días trabajando. El curso pasado apenas tuvo minutos por una lesión en el tendón de Aquiles izquierdo que le castigó durante meses. Acaba contrato en 2026 y, aunque es un jugador del gusto de Hansi Flick, Deco no quiere en la plantilla jugadores con un solo año de contrato. Cómodo en Barcelona, ciudad a la que se adaptó bien, ha transmitido al club azulgrana que no tiene intención de moverse.
Le toca, pues, inventar a Deco, que sabe que Cubarsí e Iñigo son intocables para Flick y cuyo plan es renovar a Eric Garcia, que demostró a final de la temporada pasada su capacidad para rendir a satisfacción en el mediocentro, lateral derecho. El barcelonés es un jugador con mercado, pero el plan de Deco no pasa por vencerlo. Flick le pidió que se quedase en el mercado de invierno de la temporada pasada y Eric le pidió que le demostrase con minutos que creía en él. El alemán lo hizo, el catalán jugó bien (partidazos con goles clave en Lisboa, Milán y hasta el Clásico) y de transferible pasó a intocable y una de las prioridades de renovación. Venderlo por la negativa de Araújo y Christensen a salir sólo podría verse como un fracaso en la gestión de Deco, que tiene un nuevo dolor de cabeza con los centrales.