Estados Unidos y aliados europeos condenaron el “creciente número de amenazas” de los servicios de inteligencia de Irán
Una decena de países denunciaron los intentos iraníes de “matar, secuestrar y acosar” a personas en Europa y Norteamérica
Los firmantes advirtieron además que estos operativos no solo son ejecutados por agentes estatales, sino que cuentan con el apoyo de redes criminales internacionales. “Estos servicios están colaborando cada vez más con organizaciones criminales internacionales para atacar a periodistas, disidentes, ciudadanos judíos y funcionarios actuales y anteriores en Europa y América del Norte”, alertaron, y subrayaron: “Esto es inaceptable”.
La declaración también hizo un llamado directo a Teherán para que “ponga fin de inmediato a tales actividades ilegales en nuestros respectivos territorios”. Aunque no se detallaron ataques específicos, el documento dejó en claro que cualquier intento será considerado como una violación a su soberanía. Los gobiernos también se comprometieron a trabajar juntos para frustrar cualquier complot.
Las preocupaciones de las agencias de inteligencia no son nuevas. En el Reino Unido, por ejemplo, funcionarios han advertido sobre la creciente frecuencia de complots presuntamente orquestados por Teherán.
En Alemania, los fiscales informaron a principios de julio que un hombre sospechoso de espiar para Irán —recolectando información sobre objetivos judíos en Berlín— fue arrestado en Dinamarca. Aunque las autoridades no brindaron mayores detalles, el caso se suma a una lista de operaciones que habrían sido frustradas en los últimos años.
En Estados Unidos, las amenazas de Irán también han tenido impacto en la seguridad de ex funcionarios del gobierno de Donald Trump. La administración de Joe Biden mantuvo protección financiada por el gobierno para figuras como el ex asesor de Seguridad Nacional John Bolton, el ex secretario de Estado Mike Pompeo y el ex enviado para Irán Brian Hook, todos ellos blanco de amenazas identificadas por agencias de inteligencia.
La firme respuesta diplomática marca un nuevo capítulo en el deterioro de las relaciones entre Irán y Occidente, mientras se incrementan las tensiones por la actividad internacional de los servicios iraníes.