Estados Unidos tiene un plan: criar millones de moscas y lanzarlas desde aviones con una inversión de 8,5 millones de dólares
La extraña solución que plantean los ganaderos y agricultores para combatir una plaga de moscas.
La pesadilla de los rancheros
Desde que este parásito volvió a aparecer en Centroamérica en 2023 —tras dos décadas ausente—, más de 35,000 infestaciones han sido registradas. El 83% han afectado al ganado bovino. No hay vacuna, ni repelente. Solo el tratamiento manual: limpiar la herida, aplicar antisépticos y cubrir. Una rutina cara, lenta y agotadora.
“Es una tarea diaria inspeccionar a cada res, buscando heridas. Si no las detectamos a tiempo, el animal puede morir en una semana”, cuenta Stephen Diebel, ranchero tejano y vicepresidente de la Asociación de Ganaderos del Suroeste.
Un enemigo microscópico con consecuencias multimillonarias
El gusano barrenador (Cochliomyia hominivorax) es la larva de una mosca azul metálica. A diferencia de otras moscas, esta se alimenta de tejido vivo. Una sola hembra puede depositar 300 huevos en una herida abierta.
En menos de 24 horas, las larvas nacen y empiezan a devorar desde el interior. Cuando terminan, caen al suelo para convertirse en moscas adultas. El ciclo se repite. También puede afectar a mascotas, fauna silvestre como ciervos o aves, e incluso a humanos en casos aislados.
Fábricas de moscas: sí, existen
A 25 kilómetros de Ciudad de Panamá, una instalación conocida como COPEG produce 100 millones de moscas estériles por semana. Estas moscas son machos modificados con rayos gamma para ser infértiles. Cuando se aparean con hembras silvestres, impiden que nazca la siguiente generación.
El método fue clave en la erradicación del gusano en EE.UU. durante los años 60 y 70. Ahora se busca repetirlo, pero a una escala mucho mayor.
Una nueva planta, un nuevo frente
La amenaza cruzó la frontera de México en noviembre de 2023. En respuesta, el Departamento de Agricultura de EE.UU. anunció la construcción de una nueva “fábrica de moscas” cerca de la frontera de Texas, además de un centro de dispersión en la base aérea Moore, en el condado de Hidalgo.
¿El costo? Entre 300 y 330 millones de dólares. Pero los rancheros lo tienen claro: si no se actúa, el impacto económico podría superar los 10 mil millones.
Temporada baja (pero no por mucho)
El gusano barrenador es menos activo en invierno, pero las altas temperaturas del verano lo vuelven una amenaza real. Los ganaderos han cambiado sus rutinas: evitan marcar o etiquetar a los animales durante los meses cálidos para no abrir heridas.
Aun así, la vigilancia constante no es suficiente. El riesgo se extiende por la frontera y más allá, con la fauna silvestre como vector impredecible.
¿Es peligroso el enjambre?
No. Las moscas estériles no muerden ni pican. No tienen efectos secundarios sobre el ambiente, ni representan riesgos por radiación. Tampoco sobreviven mucho tiempo. Y solo se liberan en zonas rurales, lejos de zonas urbanas o pobladas.
“Controlar la distribución desde territorio estadounidense es clave”, dicen desde el USDA. Porque si bien este enemigo es diminuto, su capacidad destructiva es enorme.
Una cuenta regresiva biológica
Si la estrategia funciona, como funcionó hace 60 años, el ciclo reproductivo del gusano se cortará lentamente. Pero no será inmediato. Se necesitarán meses —quizás años— de liberaciones masivas y vigilancia constante.
En el aire, millones de moscas. En la tierra, la esperanza de salvar una industria y evitar una crisis sanitaria y económica en la frontera sur.