El calentamiento global también afecta el fondo de los lagos: alertan por impactos ecológicos severos

Una investigación analizó más de 16.000 sitios y detectó un aumento sostenido de temperaturas extremas. El fenómeno pone en riesgo la estabilidad de hábitats, especies sensibles y procesos clave como el ciclo de nutrientes

Según los autores, las olas de calor lacustres son periodos prolongados de temperaturas inusualmente altas. Hasta ahora, la mayoría de los estudios se habían centrado en la superficie de los lagos, donde ya se ha documentado un aumento sostenido de estos eventos.

Las olas de calor subsuperficiales
Las olas de calor subsuperficiales aumentan en frecuencia, duración e intensidad desde 1980, según Nature Climate Change (Imagen Ilustrativa Infobae)

El nuevo análisis evidencia que las capas profundas, tradicionalmente más frías y estables, también están experimentando aumentos térmicos considerables.

El equipo de Woolway analizó datos de más de 16.000 lagos en todo el mundo utilizando modelos unidimensionales y simulaciones de alta resolución, en especial para los grandes lagos de Norteamérica.

De acuerdo con el planteo, desde 1980 las olas de calor en el fondo de los lagos han aumentado en frecuencia en más de siete días por década, en duración en más de dos días por década y en intensidad en aproximadamente 0,2℃ por década.

El calentamiento global afecta tanto
El calentamiento global afecta tanto la superficie como el fondo de los lagos, comprometiendo los refugios térmicos de especies sensibles (Imagen Ilustrativa Infobae)

Aunque suelen ser menos intensas que las superficiales, las olas profundas tienden a durar más tiempo. Además, se ha observado un incremento en los eventos de composición vertical, aquellos en los que se presentan temperaturas extremas simultáneamente en la superficie y el fondo.

Este tipo de eventos se ha incrementado en más de tres días por década.

En palabras del equipo, “los refugios de aguas profundas que antes ofrecían protección durante las olas de calor superficiales se están reduciendo o desapareciendo por completo”. En algunos lagos, la distancia que deben recorrer los peces para encontrar aguas más frías ha aumentado en casi un metro por década.

Las especies de aguas profundas
Las especies de aguas profundas enfrentan mayor riesgo de extinción local por la desaparición de refugios térmicos (Freepik)

Consecuencias ecológicas

La estructura térmica de los lagos es clave para el funcionamiento de sus ecosistemas. Según el estudio, el calor extremo en profundidad puede desencadenar una serie de efectos ecológicos: desplazamiento de especies, cambios en los hábitats de peces, alteración de las redes tróficas, incremento del ciclo de nutrientes y proliferación de algas.

También podría aumentar la emisión de metano desde los sedimentos, un potente gas de efecto invernadero.

Las especies de aguas profundas, menos móviles y más especializadas en condiciones frías, son especialmente vulnerables. Sin refugios térmicos disponibles, muchas podrían enfrentar reducciones poblacionales o incluso la extinción local.

El fenómeno de olas de
El fenómeno de olas de calor profundas podría alcanzar hasta 136,8 días de ocurrencia anual en escenarios de altas emisiones (Imagen Ilustrativa Infobae)

Escenarios futuros: olas de calor más largas, profundas e intensas

Las proyecciones del estudio anticipan un agravamiento del fenómeno durante el siglo XXI, especialmente bajo escenarios de altas emisiones de gases de efecto invernadero. Se estima que las olas de calor profundas podrían alcanzar hasta 136,8 días de ocurrencia, 81,2 días de duración y 1,3℃ de intensidad en los escenarios más extremos.

Asimismo, los eventos denominados “sin escape térmico”, donde no existe ningún refugio disponible para las especies, podrían incrementarse entre 17 y 92 días por año, según el nivel de emisiones. La distancia vertical que los organismos deberán recorrer para hallar aguas más frías podría aumentar entre 2,1 y 3,2 metros.

Estas tendencias ya se observan en los Grandes Lagos de Norteamérica, así como en cuerpos de agua en Europa y la región del Tíbet, con variabilidad geográfica y temporal.

El informe advierte que los eventos térmicos compuestos verticalmente serán cada vez más frecuentes, eliminando por completo la posibilidad de refugio térmico en muchos lagos.

El estudio recomienda ampliar el
El estudio recomienda ampliar el monitoreo de temperaturas subsuperficiales y adaptar la gestión ambiental de los lagos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Frente a esta situación, los autores del estudio instan a incluir las temperaturas subsuperficiales en los sistemas de monitoreo de lagos. “Nuestro estudio destaca la urgente necesidad de ampliar los esfuerzos de monitoreo de lagos para incluir las temperaturas del subsuelo”.

Los satélites, si bien útiles para analizar el calentamiento superficial, no permiten observar lo que ocurre a mayor profundidad. Por ello, se recomienda que los gestores ambientales integren las olas de calor profundas en sus modelos de riesgo y conservación.

También se enfatiza la necesidad de que los modelos climáticos globales representen mejor los procesos verticales que ocurren en los lagos.

El estudio sugiere, además, intensificar la investigación sobre cómo distintas especies responden a estas condiciones extremas, y cómo los cambios térmicos pueden afectar procesos biogeoquímicos como el ciclo de nutrientes y la producción de metano.

El análisis utilizó datos de
El análisis utilizó datos de más de 16.000 lagos y modelos de alta resolución para evaluar el impacto global del calentamiento (Europa Press)

Metodología: enfoque global, modelos diversos

La investigación se basó en un enfoque multimodelo que incluyó simulaciones en 16.455 lagos de todo el mundo. Se puso especial atención en lagos de menos de 10 metros de profundidad, que representan la mayoría de los cuerpos de agua dulce globalmente.

Para los Grandes Lagos, se utilizó un modelo tridimensional de alta resolución, mientras que en otras regiones se aplicaron modelos unidimensionales adaptados a las condiciones locales.

Las olas de calor subsuperficiales se definieron como periodos de al menos cinco días consecutivos en los que la temperatura a una profundidad específica supera el percentil 90 del rango estacional.

El análisis abarcó desde 1980 hasta 2022, con proyecciones hasta finales del siglo XXI bajo diversos escenarios de emisiones. 

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