Protestas masivas en contra de la brutalidad policial en Kenia dejaron al menos 8 muertos y 400 heridos
La jornada estuvo marcada por enfrentamientos con la policía, que respondió con gases lacrimógenos y uso de porras
Este año, el Parlamento y la oficina presidencial en Nairobi fueron fuertemente resguardados con alambre de púas, y la policía bloqueó los accesos principales. En ciudades como Mombasa, Kisumu, Nakuru y Nyahururu, las protestas se convirtieron en un clamor por la dimisión del presidente, motivado por lo que los manifestantes consideran una “mala gobernanza”.

El descontento entre los jóvenes continúa, alimentado por la creciente crisis económica, los abusos policiales y el caso reciente de un bloguero fallecido bajo custodia. Un incidente reciente, en el que un civil fue abatido a quemarropa durante las protestas, ha intensificado aún más la indignación.
Desde la costa del país, el presidente William Ruto hizo un llamado a no “destruir” el país: “No tenemos otro país al que ir cuando las cosas van mal. Es nuestra responsabilidad mantener nuestro país seguro”, dijo mientras asistía a un funeral, al tiempo que manifestantes se dirigían a su despacho en Nairobi.
Pese a que el portavoz gubernamental Isaac Mwaura había declarado que el miércoles sería un “día laboral normal” y que “no habría protestas”, muchos negocios en la capital permanecieron cerrados y la movilidad hacia el centro fue restringida. Desde temprano, cientos se congregaron coreando consignas contra el gobierno, mientras eran dispersados con gases lacrimógenos.
Un reportero de The Associated Press presenció cómo un manifestante fue herido en la boca por un proyectil disparado por la policía, y otro recibió un golpe en la cabeza antes de ser trasladado por los servicios médicos.

Wangechi Kahuria, de la Unidad Médico-Legal Independiente, subrayó que los ciudadanos deben tener derecho a expresar su duelo “y regresar a casa”. Por su parte, el jefe de la policía, Douglas Kanja, advirtió que se prohibiría el ingreso de personas no autorizadas a áreas sensibles como el Parlamento y la residencia presidencial.
Los medios nacionales publicaron los nombres y rostros de algunas de las víctimas del año anterior. El periódico The Standard encabezó su portada con “A luta Continua”, lema de la lucha por la independencia de Mozambique, que significa “La lucha continúa”.
“Lo diremos con valentía, lo diremos con coraje, la brutalidad policial debe terminar y Ruto debe irse”, expresó la manifestante Rose Murugi. Otro participante, Derrick Mwangi, de 25 años, agregó: “La gente está siendo secuestrada, la gente está siendo asesinada. Solo queremos decir que estamos hartos como jóvenes. La mayoría somos jóvenes. La policía ha comenzado a usar la fuerza, lo cual es muy malo”.

Durante las manifestaciones, la Autoridad de Comunicaciones restringió la cobertura en vivo y desconectó algunas señales de televisión abierta, una acción duramente criticada por organizaciones de derechos humanos.
El analista político Herman Manyora calificó a los manifestantes como “héroes” y afirmó que “las autoridades deberían trabajar con los manifestantes para asegurar una buena conmemoración”. No obstante, advirtió que el malestar persiste porque el “gobierno ha sido intransigente y ha endurecido la determinación de los jóvenes para seguir luchando”.
El presidente Ruto, en respuesta a las protestas del año anterior, disolvió su gabinete acusado de corrupción, pero la mayoría de sus ministros fueron ratificados. Aunque se retiró un polémico proyecto de ley fiscal, más impuestos fueron introducidos posteriormente mediante reformas legislativas. Además, incorporó figuras de la oposición a su gobierno y firmó un acuerdo político con su principal rival, Raila Odinga, en marzo.