Primas multimillonarias o vacaciones, bendito dilema

Lo jugadores tienen derecho a disfrutar de un par de semanas vacaciones

Lucía Taboada
As
Cree Raphinha, de vacaciones, que “es muy malo tener que renunciar a tus vacaciones por jugar algo a lo que estás obligado, porque en ningún momento nos preguntaron a los jugadores sobre nada relacionado con el Mundial de Clubes”. Y de sus palabras ha nacido un debate razonable: ¿Tienen derecho los jugadores de primer nivel a quejarse del calendario colmadísimo de partidos? ¿Tienen derecho a quejarse cuando con 38 años estarán retirados con dinero para vivir veinte vidas?

Vayamos por partes: el calendario es un problema únicamente para los jugadores de élite con los contratos y salarios más altos, un calendario aceptado ampliamente por los clubes en los que juegan porque dependen de ese calendario para sus ingresos y, por tanto, para su supervivencia. Son los clubes los que realizan larguísimas giras de pretemporada en lugares lejanos (para qué irse a Portugal pudiendo irse a Japón y Corea del Sur), los que promueven la celebración de nuevos torneos o los que se llevarán primas absolutamente extraordinarias por el Mundial de Clubes. Y son los mismos jugadores que hablan de exceso de partidos los que tienen un éxito brutal gracias a la configuración del calendario que critican. Porque lo cierto es que si bajamos de estatus, si descendemos un poco desde la élite futbolística, nos encontramos con muchos jugadores que dependen de primas para complementar sus salarios, jugadores más que encantados de disputar alguna competición complementaria a su liga de turno o de resultar seleccionables.

Dicho esto, algunos aficionados han descubierto la cepa más letal de la furia cibernética: los futbolistas de vacaciones. Carísimos yates por el Mediterráneo, sol, discotecas, diversión, conciertos, bailes... Fijaos en Lamine Yamal. ¡Habrase visto! ¿Cómo no se va con sus colegas a un apartamento con camas supletorias en el salón como todo hijo de vecino? Seguramente los futbolistas no tengan derecho a quejarse del calendario mientras se enriquecen ampliamente con el mismo, pero lo que sí tengo claro es que tienen derecho a disfrutar de un par de semanas de vacaciones con el dinero que nosotros, los aficionados, ayudamos a generar disfrutando de su virtuosismo el resto del año.

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