Mundial de Clubes 2025 / Ogro suelto en el Mundial
El City emite señales perdidas a lomos de un soberbio Rodri. La Juve, floja. Los ingleses jugarán contra el segundo del grupo del Madrid; los italianos, contra el líder.
Esta ecuación es tan básica que descompone los análisis y permite ver el fútbol con una simpleza infantil, la de la estrella entre los demás, la del Balón de Oro regresando por sus fueros. Subido a su chepa, el equipo de Guardiola resolvió el grupo y abrochó el liderato. A la Juve le mandó a la parte dura del cuadro. Los mancunianos jugarán contra el segundo del grupo del Madrid; los italianos, contra el líder.
Hubo que esperar casi diez meses, los que van desde la lesión de Rodri ante el Arsenal a su primera titularidad tras el regreso, para rescatar a un equipo que durante un año anduvo sin brújula. El City fue el City. La naturalidad con la que el español comprende el juego de Guardiola es impactante. Siempre ofrece una línea de pase, nunca le sobra un toque.
Al City de las carencias con y sin balón le sustituyó este otro que se asemeja a lo que un día fue. Reijnders y Rodri están condenados a entenderse. Entre los dos subieron la circulación del City hasta casi el borde del área. Ahí es donde siempre fue este equipo peligroso, en realidad, donde se debe. Mención especial también para Aït Nouri, que en dos partidos ha entendido cómo juega su nuevo equipo. Haciendo de interior, algo muy del agrado de Pep, puso un balón por dentro a Doku, quien esta vez sí definió como se le exige a un extremo de primerísimo nivel.

Empate engañoso
El arranque mandón del City lo afeó un error de Ederson en la salida que provocó el gol de Koopmeiners. En ese riesgo permanente que asume el portero brasileño como iniciador de juego, comprometió a Bernardo Silva y el neerlandés de la Juve estuvo más listo que nadie para empatar.
Ni el golpe redujo al City. Siguió haciendo lo suyo y con cada vez más frecuencia encontró a Savinho por la derecha. Entre él y Matheus Nunes dibujaron la jugada con la que los de Guardiola recobraron la ventaja. El centro atrás del portugués lo introdujo Kalulu en su propia portería. Gol tonto. Gol con consecuencias. Porque a partir de ahí, y en plena tormenta en Orlando, el City escribió un monólogo. Estuvo muy cerca de ampliar la ventaja Marmoush, que se encontró con un Di Gregorio salvador, y también Akanji.
Pero fue Haaland, descansado en el banquillo en el primer tiempo, quien tras entrar liquidó el asunto al empujar, no sin problemas, un centro de Nunes. La jugada la detonó Reijnders, fantástico también esta vez.

La goleada
Guardiola retiró a Rodri como parecía pactado, con media hora por delante y el partido resuelto, y a Doku para dar entrada a Foden y Gündogan, otro ejemplo del amplio fondo de armario que se le ha quedado al City tras dos ventanas gastando billetes. El internacional inglés hizo el cuarto, en pleno aluvión, y definitivamente se ha reconciliado con el gol.