Mundial de Clubes 2025 / Ni pudo ni le dejaron
El Atleti, incapaz de marcarle al Botafogo hasta el 87′, cae eliminado. Lo hizo Griezmann 19 partidos después. Julián pide tres penaltis sin que se pite ninguno.
Porque Botafogo amaneció en el partido como se ha mostrado en la competición. Serio atrás y como avispas a la contra. La primera del partido la barrió Llorente para quitarle la pelota a un Igor Jesús que no habían pasado ni cinco minutos y ya era una pesadilla para Le Normand. Como Vitinho en general, haciendo senda en la derecha. Al Atleti, nervioso e impreciso, le estaba pasando el Botafogo por encima con balón y sin balón. Y el partido. Compacto y muy corto, con transiciones vertiginosas, mortales y constantes. El Atleti, trotón y previsible, tenía el peligro de una pistola de agua. El campeón de América trituraba toda la épica y pizarra de un Cholo cuyo plan, si había, sobre la hierba no estaba. El primer gol del partido, de hecho, lo marcó Oblak con sus guantes en un mano a mano frente a Savarino. El esloveno adivinó y salvó. Pensar que este Atleti, incapaz de terminar una jugada o pisar el área de los Paiva, podía marcarle tres goles a Botafogo era ciencia ficción. Mejor hablar de Keylo Ren.
Botafogo, mientras, era como lluvia ácida sobre el sueño rojiblanco. Llegaba y llegaba con todo el peligro y las piernas que los del Cholo no tenían. Allan, Gregore y Freitas parecían jugar a otro deporte frente a un paupérrimo De Paul que solo sabía entregarle el cuero a los rivales. La épica rojiblanca prometida era hiel, solo partidos de hace tiempo en la cabeza. El Atleti seguía siendo ese equipo ramplón y sin ideas que brotó tras el penalti de Julián en la Champions. Un Julián que, si bien falló una ocasión clara en el área pequeña, al cruzar demasiado el disparo, después se subió al equipo al lomo para rebelarse contra el triste destino que parecía escrito para el Atleti en este Mundial. Tres veces le hicieron penalti. Ninguno se pitó.
Y eso que en el segundo Barboza le dejó sangre en la rodilla de un planchazo y en el tercero, el árbitro pitó falta de un forcejeo previo de Sorloth después de que el VAR le llevara a la pantalla. Lo de los arbitrajes al Atleti en este Mundial da para una tesis. A Barrios le habían hecho también una falta clarísima ante la que solo escuchó: “Sigan, sigan”. El descanso llegó con el 0-0 en el marcador por mucho que el Atleti terminara la primera parte instalado ante John, quizá consciente de que, si irse en la fase de grupos ya es un fracaso, hacerlo con la imagen de los primeros minutos ante Botafogo era un bochorno. El PSG ya ganaba en Seattle, por cierto.
Al Atleti le quedaban 45 minutos de vida. 45 minutos para la puerta grande o la enfermería. Nada más regresar del reposo, la carta del Cholo fue ese AS tantas veces. Griezmann, que se cambiaba la banda con Giuliano. Los del Cholo salieron en tromba. Como deberían haber hecho una hora antes. Volcados en la puerta de John. Al menos eso, actitud, que esa camiseta es muy importante para muchos. Pero a Griezmann no le salía un centro bueno en la derecha y cuando entró Correa para enviarle a la izquierda al Atleti le quedaba media hora en este Mundial. Media hora para tres goles. Media hora para que alguna de las ocasiones entrase. Pero a Grizi le faltaba un palmo para mandar a la red un disparo raso. Y Sorloth cabeceó demasiado cruzado. Y De Paul la pateó al aire antes de irse del partido, sustituido por Koke. Y Botafogo eligió este momento para demostrar que no estaba dormido para armar una contra y que Oblak volviera a lucir guantes ante Igor Jesús con una mano milagro que evitó el gol. El portero hacía su trabajo, los demás no.