La actividad de servicios en Estados Unidos sufrió su primera contracción en un año

Ha caído en territorio contractivo debido a una brusca disminución en la demanda y el incremento de precios, vinculados al reciente aumento de aranceles por parte del gobierno

El presidente del comité de la encuesta ISM, Steve Miller, explicó que, aunque el índice general no indica una severa contracción, las cifras reflejan una incertidumbre extendida entre los participantes del mercado. Las preocupaciones se centran principalmente en los efectos a largo plazo de los aranceles, llevando a muchos encuestados a retrasar o minimizar pedidos hasta que la situación sea más clara.

Además, el índice de precios pagados alcanzó su nivel más alto desde finales de 2022, elevándose a 68,7, evidenciando el peso de la inflación en el sector de servicios. Algunos sectores, como el comercio minorista, la construcción, y el transporte y almacenamiento, registraron contracciones, mientras que otros, como los servicios de alojamiento y restauración, reportaron crecimiento.
El presidente de EEUU, Donald
El presidente de EEUU, Donald Trump (REUTERS/Leah Millis)

Este panorama de contracción en el sector servicios llega en un momento en que la actividad manufacturera también está en caída, experimentando su tercer mes consecutivo de declive. Los efectos de las políticas comerciales de la administración Trump y las medidas de represalia tomadas por otras naciones continúan repercutiendo en la economía estadounidense, evidenciado por la contracción en los índices ISM de exportaciones e importaciones.

La extensión de los plazos de entrega, reflejada en un incremento del índice de entregas de proveedores, indica que las empresas siguen intentando ajustar sus cadenas de suministro ante las nuevas condiciones del mercado. En cuanto al empleo, el índice subió ligeramente a 50,7, revelando una moderada contratación que sugiere que las empresas se muestran cautelosas ante la desaceleración de la demanda y el reto de mantener niveles de personal adecuados.

Este retroceso en la actividad de los servicios es una señal de alerta para la economía de Estados Unidos, que se enfrenta a desafíos significativos en medio de tensiones comerciales internacionales y un mercado interno incierto.

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