Cómo sale de esto Huracán: a secar las lágrimas y buscar el título imprescindible
No estuvo a la altura de la expectativas que había generado y sumó otra frustración. Esto deja una marca con la que habrá que convivir.
Este reversionado Huracán de Kudelka, que a fuerza de triunfos resonantes y rachas quebradas ayudó a sanar la decepción de la temporada pasada en semifinales de Copa Argentina y el tramo final de la Liga, nunca reflejó su identidad en Santiago del Estero. Platense lo sorprendió de movida, desde el saque inicial, presionándolo alto y disputándole el partido en todos los sectores del campo. No le encontró la vuelta desde el juego y tampoco en la alternativa de ponerse el overol como hizo en otras ocasiones a lo largo del semestre. No pateó al arco. Y en esto de “hacerse cargo de la ilusión generada”, como plantea el capitán Galíndez, es algo que pesa y deja una marca. Ya no tiene que ver con lo que arrastra la institución de planteles y campañas anteriores. No hace olvidar el recorrido, que en definitiva es lo que llevó a más de 20 mil quemeros de todo el mundo a colmar el Madre de Ciudades. Pero es una cicatriz con la que habrá que convivir de mínima hasta diciembre, porque más allá del mercado de pases actual, gran parte de estos jugadores y el cuerpo técnico muy probablemente encaren la segunda parte del año.
Volver a intentarlo es una obligación. En el Clausura, la Copa Sudamericana y la Copa Argentina. Por primera vez en décadas, Huracán está en condiciones de plantearse como un objetivo pelear por el campeonato. Ya no es un sueño circunstancial, producto de una buena sintonía pasajera. No es conformismo, es descriptivo. Seguramente era menos frustrante o decepcionante aspirar sencillamente a estar fuera del peligro. ¿Alcanza? Evidentemente no todavía para ser campeón y tampoco para que el corazón quemero esté pleno. Porque el deseo es compartido. Pero de la capacidad para secar lágrimas, cerrar heridas y volver a ponerse a competir depende el ser parte de otra definición que acerque a Huracán a ese ansiado e imprescindible título.