Así se ha logrado crear el primer eclipse solar artificial de la historia
Una maniobra milimétrica de dos satélites ha conseguido observar un fenómeno que se produce naturalmente pocas veces por década
InfobaeLos eclipses solares totales han fascinado a la humanidad durante siglos, no solo por su impacto visual, sino también por su valor científico. Observar la corona solar—la atmósfera exterior del Sol— había sido posible solo durante los minutos que duran aquellos fenómenos astronómicos.
Una misión para fabricar eclipses en el espacio
Los eclipses solares totales naturales ocurren unas 14 veces cada 18 años y 11 días en distintos puntos del planeta, es decir, aproximadamente cada 16 meses en algún lugar de la Tierra. En promedio, en un lugar específico, solo suceden una vez cada 366 años, según datos de la NASA. La naturaleza impredecible y breve de estos eventos ha limitado durante mucho tiempo la observación prolongada de la corona solar.
Lanzada el 5 de diciembre de 2024 desde el Centro Espacial Satish Dhawan en India, Proba-3 emplea un concepto inédito: dos satélites se posicionan con precisión orbital para simular un eclipse solar. Uno actúa como “disco opacador” y bloquea la luz solar directa, mientras el otro, equipado con un telescopio especializado (ASPIICS), observa y fotografía la corona del Sol.

En marzo de 2025, estos satélites lograron mantener una formación espacial separada por solo 150 metros—con precisión milimétrica—durante varias horas, todo sin intervención humana directa. Esta maniobra creó un eclipse artificial cuyas imágenes, procesadas por el Real Observatorio de Bélgica, rivalizan en detalle con las vistas en eclipses naturales.
Un laboratorio orbital para la corona solar
Explorar la corona solar resulta clave para comprender fenómenos como el viento solar y las eyecciones de masa coronal, procesos capaces de alterar sistemas eléctricos y de comunicaciones en la Tierra, así como de originar auroras espectaculares. La temperatura de la corona, que supera el millón de grados Celsius, contrasta de forma sorprendente con la de la superficie solar, que ronda los 5.500 grados Celsius. La comunidad científica busca descifrar por qué y cómo la atmósfera externa del Sol alcanza tales temperaturas extremas.
Andrei Zhukov, investigador principal de ASPIICS, explicó a Space.com que “la corona no solo es asombrosa de contemplar, sino que además constituye un laboratorio perfecto para la física del plasma y es la principal fuente del clima espacial”. Las observaciones de Proba-3 permitirán a los astrónomos analizar detalles de la corona de forma regular. De hecho, la misión ya ha capturado prominencias—nubes de plasma relativamente frío—en las primeras imágenes del experimento.

Tradicionalmente, los científicos usan coronógrafos terrestres para bloquear la luz directa del Sol y estudiar su entorno. Sin embargo, la atmósfera terrestre dispersa la luz y dificulta la visibilidad de la corona. La ventaja de Proba-3 es evidente: puede observar y fotografiar la corona solar casi hasta el borde superficial del Sol, algo solo posible durante eclipses naturales en la Tierra.
Imágenes, tecnología autónoma y acceso abierto a los datos
Las primeras imágenes conseguidas por Proba-3 se construyeron a partir de la combinación de tres fotografías tomadas con diferentes tiempos de exposición, lo que permitió obtener una visión completa de la corona durante cada órbita de aproximadamente 19,6 horas. “Nuestras imágenes de ‘eclipse artificial’ son comparables a las tomadas durante un eclipse natural—con la ventaja de poder crearlas una vez en cada órbita”, explicó Zhukov.

Dietmar Pilz, director de Tecnología de la ESA, destacó que este logro valida años de desarrollo tecnológico y coloca a Europa en la vanguardia de los proyectos de vuelo en formación.
La misión, alimentada por energía solar y con órbitas elípticas que aleja a las naves hasta 60.000 kilómetros de la Tierra, proporcionará cerca de 1.000 horas de fotografías científicas de la corona solar en los próximos dos años. Además, Proba-3 adopta una política de datos abiertos, permitiendo que cualquier persona descargue y procese las imágenes para contribuir al avance del conocimiento sobre nuestro Sol y el espacio que nos rodea.