Superman Llorente

El madrileño completa otra reconversión de su fútbol hasta ser un lateral derecho de élite. Ha resuelto el problema del bajón de Nahuel Molina. La Selección se le resiste.

Sergio Picos
As
Marcos Llorente lo ha vuelto a hacer. Una nueva misión completada, una nueva reconversión totalmente asimilada. La polivalencia hecha futbolista. Firmado como pivote en el verano de 2019, ha acabado dando un rendimiento espectacular a Simeone en prácticamente todos los puestos... menos ese. Aunque el Cholo sí ha tenido que recurrir de nuevo este curso a Llorente como ancla en el medio, se cierra una temporada de nivel extraordinario como lateral derecho. Llama, grita, si me necesitas, parece cantarle a su técnico.

Un papel no tan vistoso como ese Llorente que la rompió en el título de Liga 2020-21 como llegador desde segunda línea, autor de 12 goles y 11 asistencias en la competición doméstica (13 y 12 en total) y que se convirtió en un auténtico filón con sus apariciones cerca del área. De lateral su función es otra. Pero ha permitido a Simeone recuperar la línea de cuatro atrás gracias a su capacidad de recuperar metros, tapar a las estrellas rivales, medirse en carrera, en fuerza, en conceptos y, además, sumar mucho en ataque.

Iniciando partido tras partido como lateral (otra cosa es dónde acaba) acumula cinco goles y ocho asistencias. Y el Cholo ha dado una vuelta de tuerca situándole como tercer central en situaciones comprometidas. A Llorente poco más le queda que situarse como portero. Si entra Nahuel en la segunda mitad sube al interior, si faltan efectivos arriba, como delantero y si las lesiones se ceban en el medio pasa al doble pivote. Mientras, De la Fuente sigue sin incluirle en los planes de la Selección, pero el próximo lunes hay lista. Y Llorente no pierde la fe. Pocos laterales han dado su nivel. Aunque nunca lo fuese. Su reconversión es total. El chico para todo lo ha vuelto a conseguir.

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