Quién es Dominique Mamberti, el cardenal que anunciará al mundo la elección del nuevo papa
El purpurado francés, de larga trayectoria diplomática y hombre de confianza del difunto Francisco, será el encargado de pronunciar el tradicional “Habemus papam” desde la logia de la basílica de San Pedro.
Se trata de una tradición que remonta al siglo XV y que, cada vez que se celebra un cónclave, concentra la atención de millones de fieles en todo el mundo.
Entre 1986 y 1999 ocupó destinos en Argelia, Chile, en la Misión del Vaticano ante las Naciones Unidas en Nueva York y en el Líbano. En el año 2000 fue llamado a Roma como consejero de la Secretaría de Estado, donde se especializó en temas multilaterales.

Más adelante, en 2002, fue nombrado nuncio apostólico en Sudán, Eritrea y Somalia, y en 2006, el papa Benedicto XVI lo designó como responsable de las relaciones exteriores del Vaticano, un cargo clave desde el cual gestionó la política internacional de la Santa Sede en un periodo de alta complejidad global.
Durante el pontificado de Francisco, con quien mantuvo una relación de confianza, Mamberti fue nombrado en 2014 como prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, el tribunal más alto de la Iglesia católica después del propio papa. Poco después fue creado cardenal.
Aunque su nombre no figura entre los principales papables del próximo cónclave, su trayectoria, perfil sobrio y sentido institucional lo posicionan como una figura influyente y respetada dentro del Colegio Cardenalicio.

El cónclave comenzará este 7 de mayo, con 133 cardenales electores menores de 80 años reunidos en la residencia de Santa Marta, donde también residió el papa Francisco. Las votaciones se celebrarán en la Capilla Sixtina, bajo un riguroso protocolo de aislamiento.
Durante todo el proceso, los cardenales no podrán comunicarse con el exterior ni acceder a medios de comunicación. El personal auxiliar también está obligado a jurar secreto, bajo pena de excomunión, si divulga cualquier detalle de lo sucedido.
Las votaciones comienzan con una ronda el primer día y se repiten hasta cuatro veces por jornada a partir del segundo. Para que haya elección, un candidato debe alcanzar dos tercios de los votos emitidos. Si no se logra, las papeletas se perforan, se cosen y se queman junto con una mezcla de productos químicos que genera la fumata negra, visible desde el exterior.
En caso de elección, las papeletas se queman con otro compuesto que produce fumata blanca, la señal inequívoca de que hay un nuevo papa.
Tras ser elegido, el nuevo pontífice es invitado por el decano del Colegio Cardenalicio a aceptar formalmente el cargo con la pregunta ritual en latín.

Luego indica el nombre pontificio que desea asumir y se retira a la llamada Sala de las Lágrimas, donde elige entre tres sotanas blancas confeccionadas para la ocasión. Allí se viste por primera vez como papa y recibe el homenaje de los cardenales.
Una vez cumplidos estos pasos, Dominique Mamberti saldrá al balcón central del Vaticano, mirará a la multitud reunida en la Plaza de San Pedro y anunciará que la Iglesia católica tiene nuevo líder. Minutos después, el nuevo sucesor de Pedro aparecerá para impartir su primera bendición Urbi et Orbi, dando inicio oficial a un nuevo capítulo en la historia del papado.