Espanyol 0-Barcelona 2 / Un genio para una Liga
Lamine Yamal decide el campeonato con golazo y asistencia. Cabrera le agredió y fue expulsado. Fermín certificó el triunfo. Los jugadores tuvieron que celebrar en el vestuario ante los empujones de los locales y el agua de los aspersores.
La previa del partido fue como ponerse los pantalones antes que la ropa interior. Barcelona amaneció discutiendo cómo iban a celebrar unos LaLiga y que actitud iba a tomar los otros cuando esto pasara. Parecía que los entornos de ambos equipos estaban más interesados en el post partido que en el encuentro en sí. Y eso que en la previa Flick había repetido hasta la saciedad que “no es buena idea pensar en celebrar”. Los hechos le dieron toda la razón. Claro, que tampoco tuvieron opción.
Seguramente, estas sensaciones no las compartían los entrenadores, que dispusieron sobre el terreno de juego lo mejor que tenían teniendo en cuenta las bajas que arrastraban. Flick ya sabía que no podía contar con Iñigo Martínez por sanción y el día anterior perdió a Ferran Torres por una apendicitis y a Cubarsí, que no pudo acabar el entrenamiento tras recibir un golpe de Lewandowski, que pese a no estar al cien por cien regresaba al equipo titular con la ilusión de apretar la lucha por el Pichichi con Mbappé.
En el Espanyol, Manolo González iba con todo y ponía al equipo que ha protagonizado la recuperación perica en la segunda vuelta con el retorno de Pol Lozano, jugador clave para los locales. Král, tocado, no pudo estar ni en el banquillo.
Si hay algo que no puede discutirse al Espanyol es su intensidad, que estuvo por encima de lo habitual ante un Barcelona al que en la primera parte le ganaron todos los duelos individuales llevando a los jugadores con mejor técnica del equipo blaugrana a cometer errores groseros en controles o en pases normalmente fáciles.
Fruto de esta presión, el Espanyol tuvo sus primeras ocasiones, que además fueron bastante claras. En el partido de Montjuïc ya dejó claro Manolo que le había pillado el truco a la línea del fuera de juego barcelonista a base de las llegadas de los jugadores de la segunda línea. Siguió apostando el equipo local por este camino y a los cuatro minutos Urko llegó ante la portería culé y su disparo se le fue fuera. Al cuarto de hora Puedo hizo lo propio, pero esta vez fue Szczesny quien salvó a su equipo.
Del Barça, pocas noticias. De Lamine Yamal, ninguna en la primera parte; en la segunda, las acaparó todas. Algunos disparos lejanos de Raphinha o Pedri y la sensación que delante no había frescura y que en la zaga se sufría ante los acelerones blanquiazules.
En la segunda parte, a pesar de la salida de Balde, la tónica seguía más o menos igual. Araújo se fue lesionado y Cubarsí corrigió un tanto el caos del uruguayo y el partido estaba absolutamente abierto hasta que llegó Lamine y resolvió el partido con una genialidad que ni Joan García pudo parar.
Pero ni con el 0-1 el Barça controló el partido. Ni siquiera, cuando a Cabrera se le peló el cable y agredió a Lamine Yamal y dejó a su equipo con diez. El ímpetu del Espanyol no cedió. Al contrario, logró convencer a un espectador imparcial que los que estaban con diez eran los barcelonistas, que seguían perdiendo todos los duelos. Hasta que Lamine volvió a frotar la lámpara y Fermín cerró LaLiga.