El esperado reencuentro de Independiente
El Rojo ganó, gustó y goleó justo cuando más lo necesitaba y con el 5 a 1 en Uruguay comenzó a enderezar su rumbo en el grupo de la Sudamericana.
El remate cruzado de Agustín Anello entró fuerte al mentón del Rojo porque el equipo, si bien se estaba mostrando activo, tuvo una de esas distracciones que ya habían aparecido los últimos partidos y estaba costando carísimo. Las cuentas no daban, el último puesto en el grupo asustaba y otra vez la pregunta de las últimas tres presentaciones y que hasta se hizo en esta columna. ¿Dónde estarán los goles? Pero la noche del Centenario de Montevideo no era de terror, era de reencuentros.
El primero de ellos fue el de Matías Giménez Rojas que tuvo una noche de esas que supo mostrar antes de su dura lesión y en Uruguay dijo presente. El delantero sanjuanino convirtió por duplicado y hasta se dio el lujo de dejar mano a mano a un compañero con un taco. Justamente el receptor de esa habilitación fue Diego Tarzia, que además de anotarse con un gol repartió dos asistencias más. Otro reencuentro, como el de Santiago Hidalgo que selló la goleada con su segundo gol con la camiseta del Rojo.
Independiente además volvió a tener de esos partidos donde termina siendo el amplio dominador, es cierto ante un débil oponente, pero esa superioridad de nombres no quedó en eso y la transformó en una goleada que les infló el pecho a todos los hinchas que ocuparon la tribuna Colombes y se fueron cantando "que el domingo cueste lo que cueste". Porque Independiente casi nunca se desencuentra con su propio peso y exigencia. Es el costo que se paga por sacar la chapa de Rey de Copas. Independiente tiene demasiada historia para defender. Tener los parches de máximo ganador de cualquier copa que jugás te obligan a siempre buscar todo esto. Claro que no siempre se puede, enojarse con la realidad es duro, pero una cosa es adaptarse para reinventarse y otra es que nos la quieran contar cambiada.