Tu perro te está hablando: señales corporales que pasan desapercibidas cada día
Newsweek sostiene que muchos comportamientos cotidianos de estos animales transmiten emociones y necesidades que pasan desapercibidas por falta de conocimiento del lenguaje corporal
InfobaeLos perros se comunican constantemente con sus cuidadores humanos, pero no siempre son comprendidos. Según especialistas en comportamiento canino, muchos de los gestos y actitudes que manifiestan estas mascotas pueden pasar inadvertidos o ser interpretados de forma errónea si no se conoce su lenguaje corporal.
“Lamerse los labios o bostezar no siempre es sinónimo de somnolencia o hambre”, aclara Bender. “Son indicadores frecuentes de estrés. Pero si no sabemos interpretarlos, es probable que no entendamos que el perro está intentando decirnos algo”.

Zoe Willingham, especialista británica en conducta canina, coincide: “Los perros se comunican con nosotros todo el tiempo. El problema es que rara vez lo notamos”. Willingham destaca que muchas veces los humanos confunden señales de incomodidad con aceptación.
Por ejemplo, cuando un perro es acariciado y comienza a girar la cabeza, mirar de reojo o a lamerse los labios, no necesariamente está disfrutando el contacto: puede estar soportándolo.
El American Kennel Club (AKC) ofrece también algunas pautas para interpretar los gestos más comunes. Una cola que se mueve lentamente de lado a lado indica relajación y alegría, mientras que un movimiento más rápido y agitado puede ser signo de alerta.
El pelo erizado revela tensión o miedo. Una postura corporal en la que el perro baja el pecho y levanta la parte trasera es una clara invitación al juego.

El lenguaje corporal no solo cumple una función comunicativa con los humanos, sino también entre los propios perros. Al encontrarse, dos canes bien socializados tienden a acercarse formando un arco en lugar de hacerlo de frente. Este gesto amistoso, acompañado de un olfateo en la zona posterior, constituye el saludo típico dentro del mundo canino.
Por otro lado, algunas actitudes que suelen clasificarse como “mal comportamiento” pueden tener un trasfondo comunicacional. Bender ha trabajado con clientes cuyos perros arañaban muebles o mordían objetos de la casa. Aunque estos actos suelen atribuirse al aburrimiento, en muchas ocasiones son una forma de llamar la atención del humano.
“El problema está en cómo respondemos a esas acciones”, explica. “Si cada vez que el perro cava en el sofá, el dueño lo interrumpe con un juego o una distracción, el animal aprende que esa es una manera eficaz de conseguir atención”.
En ese sentido, la especialista subraya la importancia de analizar el efecto de nuestras respuestas: “No podemos controlar lo que el perro interpreta, pero sí podemos observar qué consecuencias tienen nuestras reacciones”.

El caso de un perro que repetidamente excavaba en un sofá de cuero ilustra esta dinámica. Su dueño, en un intento de frenar el comportamiento, intervenía cada vez que ocurría. Sin saberlo, estaba reforzando el hábito: para el perro, cavar era la mejor forma de iniciar la interacción.
Los expertos coinciden en que mejorar la convivencia con los animales no requiere adivinación, sino observación, empatía y un mínimo de conocimiento sobre cómo se comunican. Comprender su lenguaje es el primer paso para responder de manera adecuada a sus necesidades y fortalecer el vínculo afectivo entre humanos y perros.