River en un laberinto: Marcelo Gallardo no se engaña y asume las decepciones

Crece el malestar porque el equipo no despega; la figura del Muñeco también recibe cuestionamientos

PARA LA NACION, Juan Patricio Balbi Vignolo

Anudado. Así anda River, sin poder soltarse, sin poder liberar su juego para fluir libremente. El equipo no puede llenarse de esa confianza que aportan los buenos momentos, que han sido escasos en estos cuatro meses. Los goles perdidos se acumulan, los desarrollos de los partidos se repiten aunque cambien los rivales, los niveles individuales no repuntan, y el engranaje colectivo no se sostiene, más allá de algunos destellos. Con solo siete triunfos y 15 goles en los 17 partidos del año, el hincha volvió a despedir con silbidos al plantel en el Monumental tras el 1-1 con Talleres que decretó el cuarto empate consecutivo en el Torneo Apertura. Y aunque el foco del enojo se centra en los jugadores por el acumulado de los últimos años, hoy hasta el emblema Marcelo Gallardo recibe algunos cuestionamientos en un segundo ciclo en el que aún no pudo inyectarle su ADN al equipo. Todo un síntoma.


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