Nantes 1 - PSG 1 / Histórico Luis Enrique
El asturiano, a pesar del empate del PSG en Nantes, supera el récord del Milan de partidos sin perder fuera de casa y entra en la historia del fútbol.
Fue osado Kombouaré, entrenador del Nantes, desde el primer momento. Se le vieron las intenciones nada más decretarse el pitido inicial, ya que plantó un autobús, con cinco defensas y tres centrocampistas defensivos, con el objetivo de intentar atenazar el henchido potencial ofensivo del campeón de la Ligue 1.
El plan le duró 30 minutos, porque aunque el PSG, con rotaciones, entre ellas Achraf, desconvocado por descanso, no implantó un ritmo infernal en el primer tiempo, le bastó una sola llegada para encarrilar la victoria. Vitinha, aprovechando un desajuste del Nantes, el único del primer tiempo, batió a Carlgren y silenció La Beaujoire.
Fue un monólogo parisino en toda la primera mitad. Se asomó, tímidamente, el Nantes al área de Donnarumma, un espectador de lujo durante larguísimos tramos de la contienda. El 5-3-2, por momentos 6-3-1, de Les Canaris le condicionó, claramente, para salir al contragolpe, mientras que dio la sensación, en el PSG, de que el 0-1 era más que suficiente para irse al túnel de vestuarios.
El Nantes estaba obligado a dar un paso al frente, pero el conservadurismo exacerbado de Kombouaré, aun con 0-1 en contra, tardó en llegar. Los locales, eso sí, comandados por un excelente Abline, un delantero que no debería tardar en hacer las maletas del club, se acercó al área de Donnarumma, providencial en la primera intervención en la que se vio obligado a intervenir, en una parada monumental a un remate estridente de Castelleto.
Luis Enrique no tardó en agitar el árbol, dando entrada a Gonçalo Ramos, Doué y Barcola. Y, por primera vez, Kombouaré decidió ser valiente. Ingresó Mohamed, delantero, por Pallois, central. Y el Nantes, por fin, encontró su premio, en una incursión extraordinaria del omnipresente Abline, un dolor de muelas para el PSG, que aprovechó Douglas Augusto con un zambombazo a la escuadra. Los parisinos pudieron ganar con un testarazo de Gonçalo Ramos al larguero, pero el Nantes suspiró y amarró un punto vital en su lucha por no bajar a segunda